Al preguntarle a un hombre qué es lo que busca en una mujer, muy probablemente va a contestar que sea inteligente… entonces, ¿por qué ellas están solas? Son jóvenes, tienen puestos estratégicos en sus organizaciones, vaya, lo que podría considerarse éxito laboral. Pero no tienen pareja y cada vez son más.

Las mujeres no han alcanzado la equidad de representación en los espacios laborales, pero es cierto que cada vez conquistan más espacios. Y eso, a algunas, pareciera estar marginándolas también, al menos en un área de su vida: la amorosa. Algunos números para entenderlo. Según una investigación de la University of Chicago Booth School of Business encontró que las tasas de matrimonio disminuyen cuando una mujer tiene el potenciar de ganar más que su pareja.

“Entre los adultos de 25 a 39 años, las tasas de matrimonio han disminuido de alrededor de 81% en 1970 a 41% en 2010. Se estima que hasta 29% de esa disminución se relaciona con una aversión a que las mujer gane más que el hombre”, explica el estudio. Pero esta situación no sólo tiene que ver con dinero, sino también con inteligencia.

En 2015, sicólogos de la University of Buffalo decidieron investigar qué tan cierto era esto de que a los hombres les gustan las mujeres inteligentes, y los resultados fueron para irse de espaldas. Lo que encontraron fue que los hombres son atraídos por estas mujeres pero “a la distancia”, es decir, que cuando ellas están lejos, ellos se sienten atraídos hacia ellas, pero al estar más cerca, el atractivo se pierde.

“Los hombres parecen estar atraídos hacia mujeres que ellos piensan son más inteligentes o más competentes en tareas intelectuales que ellos, pero sólo si las mujeres están a una distancia física y sicológica de ellos. Ya de manera cercana y personal, parece que los hombres prefieren a mujeres que no son tan inteligentes”, según un reseña del estudio realizada por una sicoterapeuta llamada Diane Barth en la revista Psychology Today.

Sobre todo a nivel ejecutivo, es que este fenómeno es más común, mientras que de mandos medios para abajo, entre las mujeres prevalece la idea de tener una pareja e incluso dejar de trabajar para atender a la familia. Pero hacia arriba las cosas cambian.

“Cuando hacemos reclutamiento y sobre todo para nivel ejecutivo, el común denominador para mujeres, sobre todo para gerencias altas, o son solteras o son divorciadas”, explica Arleth Leal, directora asociada de Red Ring, una empresa especializada en recursos humanos.

Cuando Arleth preguntaba por qué, ellas contestaban que porque la relación era muy difícil de mantener, porque su esposo no quería que trabajara o porque él competía con ellas laboralmente. Aunque estas contestaciones las escucha cada vez menos. Algunas de ellas ya no son marginadas, sino que han habido cambios y la situación nace de las propias decisiones de ellas.

“Si bien antes era por sus esposos, hoy también lo hacen por ellas. La sorpresa es que incluso muchas de ellas deciden no tener hijos para desarrollarse profesionalmente; es el otro lado de la moneda y lo hemos visto más frecuente, en los últimos dos años”, explica la especialista.

Sin embargo, esta toma de decisiones no se realiza sin un costo. Un estudio realizado el año pasado y publicado en la American Economic Review, demostró que las mujeres todavía se encuentran en una “lucha deprimente” entre sus ambiciones profesionales y el matrimonio.

“Las mujeres enfrentan una lucha: Tomar acciones que deriven en crecimiento profesional pero que van a ser penalizadas en el ‘mercado de citas’ porque van a revelar su ambición y su asertividad”, explica uno de los investigadores al respecto. Estas acciones van desde comportamientos diarios como hablar en juntas, estar a cargo de un proyecto, trabajar tarde, hasta decisiones más importantes como postularse para cargos de liderazgo o pedir una promoción, explica.

Lo que sucede, aseguran los investigadores, es que de acuerdo con la evidencia científica recabada hasta ahora, los hombres prefieren mujeres que son profesionalmente menos ambiciosas que ellos. Ellos analizaron a mujeres recién admitidas en maestrías de administración de negocios (MBA), las cuales tenían que contestar un cuestionario sobre sus preferencias y su personalidad. Hicieron pensar a algunas estudiantes que sus respuestas serían compartidas mientras que otras pensaron que solo su consejero estudiantil las vería.

Mientras pensaron que sus compañeros de máster no verían sus respuestas, las solteras y las que no lo eran contestaron de manera similar; sin embargo, cuando ellas creían que sus compañeros verían sus respuestas, las solteras se retrataron a sí mismas de una manera mucho menos ambiciosa.

Que todavía exista esta disyuntiva es lamentable, porque todas las personas —hombres y mujeres— deberían tener la libertad de dedicarse y de subir en la escalera corporativa sin ningún prejuicio o desventaja de por medio. Pero esto es cuestión cultural que nos queda derribar, no sólo en México, sino a nivel mundial.

“Es sentirte rechazada porque eres mujer”, asegura. La propia especialista en recursos humanos, a lo largo de su experiencia profesional, pensó que se quedaría soltera, sin embargo, se encontró un hombre al que no le importó. “Pero es un ‘garbanzo de a libra’”, asegura.

Desde el sicoanálisis

Desde el punto sicoanalítico, que a las mujeres con más éxito laboral les cueste más una pareja estable tiene su respuesta. Irene Meler, sicoanalista y autora del libro Psicoanálisis y género: Escritos sobre el amor, el trabajo, la sexualidad y la violencia, se dio a la tarea de resolver este tipo de preguntas y sostiene que una mujer trabajadora e independiente inhibe a los hombres e incluso, hace a las mujeres poco atractivas sexualmente. Unos de los casos más frecuentes que la sicoanalista atiende son los de mujeres jóvenes de clase media, educadas, universitarias, independientes y con un trabajo bien remunerado, con entre 35 y 45 años que no logran tener una pareja estable. “Pese a la liberación sexual que existe en este momento, ellas anhelan tener un compañero, una relación permanente con la que puedan contar y además, desean procrear. Entonces muchas veces recurren a la consulta pensando que son obstáculos psíquicos los que les impiden concretar este deseo”, explicó en una entrevista a Infobae hace tiempo. Pero a la conclusión que la sicoanalista llegó es que más allá de las dificultades síquicas que estas mujeres pudieran tener, hay una “tendencia social”.

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