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La economía mexicana quedó totalmente noqueada por las medidas aplicadas para contener la pandemia del coronavirus (Covid-19).
La actividad nacional se hundió 17.3% en abril —el primer mes de la Jornada Nacional de Sana Distancia, que obligó a la suspensión temporal de actividades no esenciales—, de acuerdo con la variación mensual del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) del Inegi, una especie de Producto Interno Bruto (PIB) mensual.
Se trata del desplome productivo más severo desde que hay registro comparable, a partir de febrero de 1993. El Gran Confinamiento paralizó la producción y el comercio exterior, lo que ocasionó daños más severos que las crisis económicas de décadas pasadas.
El desplome de 17.3% es cinco veces más profundo que el descenso de 3.2% registrado en enero de 2009, el mes con la tasa más negativa de la Gran Recesión de 2008-2009.
Además, la contracción es el triple de pronunciada que la observada en febrero de 1995, cuando la producción nacional se hundió 6% y padecía las peores consecuencias de la llamada Crisis del Tequila.
A pesar de esto, el resultado de abril fue menos negativo que lo esperado por el consenso de analistas consultados por Bloomberg, que anticipaba un desplome de 19.4%.
Con este resultado, la economía nacional acumula tres meses a la baja, puesto que ha caído desde febrero pasado, de acuerdo con el IGAE.
Las actividades relacionadas con los servicios presentaron un descalabro sin precedente de 14.4% en abril, las cuales contribuyen con dos terceras partes de la economía y están asociadas al consumo de los hogares en el país.
En particular, los servicios de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas, los cuales están relacionados con el turismo, registraron una contracción de 60.2%, la más severa de todos los subsectores de la economía.
En el caso de la industria, la cual aporta una tercera parte de la producción nacional y está más ligada con el comercio exterior, registró una pérdida inédita de 25.1%.
Finalmente, las actividades agropecuarias se redujeron 6.4%, las cuales representan menos de 4% del valor total de la economía nacional.
Como parte de las medidas sanitarias, a partir del 23 de marzo se suspendieron las actividades esenciales de los sectores público, social y privado de manera temporal en el país, para evitar un contagio generalizado de Covid-19.
El consumo se detuvo, las empresas frenaron sus planes de inversión y crecimiento, lo que se reflejó en la pérdida de más de 555 mil empleos formales en México durante abril, siendo la mayor eliminación de plazas en la historia, de acuerdo con datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Esta semana, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó que el PIB de México se hundirá 10.5% durante todo este año, lo que —de confirmarse— será el desplome más profundo desde 1932, cuando la producción se derrumbó 14.8% al sufrir las consecuencias de la Gran Depresión de Estados Unidos.
A menos de que el PIB de la Unión Americana despegue de manera importante en lo que resta del año, la economía mexicana caerá alrededor de 12% durante 2020, pese a una trayectoria de recuperación en el segundo semestre, estima Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody’s Analytics.
Tras conocer el resultado del IGAE, Grupo Financiero Invex recortó su pronóstico del PIB de -6% a -9.3% para 2020.
Para analistas de Scotiabank, “es previsible que la economía se mantenga en terreno recesivo en los próximos meses y, cuando menos, hasta el inicio de 2021”.