El Banco Mundial define a la inclusión financiera como el acceso que las personas pueden tener al sistema financiero formal, pero también es considerado como un indicador que muestra qué tan desarrollada está una sociedad. En México, hay diversos factores que limitan esta inclusión como la informalidad económica y la falta de comprensión de los servicios bancarios. De acuerdo con el Reporte Nacional de Inclusión Financiera (RNIF) , 22.3% de los municipios del país no cuentan con puntos de acceso financiero.
La implementación del uso de la tecnología ha fomentado la inclusión financiera digital: dispositivos como los IoT (internet de las cosas) y los wearables (como los smartwatches) han impulsado la creación de nuevos operadores, como es el caso de las fintech o los neobancos, que al tener un mayor alcance, permiten integrar a los usuarios que habían sido descartados con anterioridad por la banca tradicional.
El director de la plataforma de servicios financieros Coru.com, Sebastián Medrano, comenta que “las empresas fintech se posicionan como una alternativa para atender las necesidades de la población más vulnerable gracias a que han integrado las nuevas tecnologías con las demandas reales de la gente”.
“Las fintech también facilitan el acceso de las micro y pequeñas empresas a los servicios financieros, además de integrar a los sectores de la población que no eran usuarios. Así, servicios como transferencias, pagos electrónicos, cuentas de ahorro, créditos y seguros son cada vez más sencillos de manejar”, añade.
Pese al gran esfuerzo que se ha realizado en tema de inclusión, el camino aún es largo. La fintech mexicana Coru encontró tres principales retos en la inclusión financiera digital en México:
Ofrecer a los clientes alternativas digitales como las cuentas online es importante, porque la actividad bancaria en línea ya es primordial en el entorno financiero; además, ayudan a ampliar el alcance de los servicios financieros, las personas podrán acceder a sus cuentas bancarias mediante internet y su dispositivo móvil incluso en zonas donde no hay sucursales físicas.
Un informe de HelpNetSecurity estimó que actualmente hay cuatro dispositivos conectados a internet por cada habitante en el mundo, es decir 22 mil millones de dispositivos en línea, mientras que el Instituto Federal de Telecomunicaciones muestra que en México ocho de cada 10 personas usan internet en su celular, lo que convierte al país en una opción ideal para incrementar la inclusión financiera a través de la tecnología.
A pesar del incremento y uso de la tecnología y aplicaciones móviles, aún existen 476 municipios (casi 20% de los que existen en México) que carecen de infraestructura financiera, y en la mayoría no existe conectividad a internet, destaca la RNIF. El reto es impulsar una estrategia transversal para resolverlo y tener una mayor cobertura en el país a través de la inclusión digital.
La reducción del uso de dinero en efectivo y avanzar hacia los pagos digitales es reto tanto del gobierno federal como del sector financiero. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF 2018), 87% de las personas utilizan el efectivo para realizar compras mayores a 500 pesos, mientras que 10% efectúa pagos de bienes y servicios mediante su cuenta bancaria y sólo 2.7% utiliza un smartphone como medio de pago.
México se ha centrado en crear iniciativas para fomentar los pagos virtuales como la plataforma de Cobro Digital (CoDi), método del Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios (SPEI) que permite realizar pagos electrónicos a través de la banca móvil. Estas acciones tienen como objetivo erradicar la desigualdad económica y acercar los servicios bancarios y digitales a la población mediante el aprovechamiento de la tecnología, así como fomentar medios de pago más eficientes, aseguró la Condusef.
La falta de conocimientos en materia financiera lleva a los mexicanos a no manejar de forma adecuada sus finanzas: recurren a métodos informales de ahorro y esquemas crediticios que representan un riesgo para su patrimonio como las tandas, préstamos a cuentagotas o el ahorro bajo el colchón.
La ENIF presentó al respecto que 32% de los mexicanos dijo no tener un crédito porque no les gusta endeudarse, 26% porque no le interesa o no lo necesita y 58% indicó que sí solicitó un crédito formal durante el último año. Esto demuestra que existe una parte de exclusión voluntaria, lo que vuelve un reto no sólo el incrementar la accesibilidad de la oferta, sino el educar a la demanda.
Además, el Radar Fintech realizado por Finnovista arroja que 23% de las empresas de tecnología financiera se dedican a pagos y remesas, 22% a préstamos y 11% se centra en la gestión de finanzas personales.
Las fintech pueden cambiar la forma en que se entienden los servicios financieros a través de la tecnología y, debido a su importancia, el reto también es ayudar a la población a formalizar sus créditos y métodos de ahorro.
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