“Los mariachis callaron”, expresa con dolor José Alfredo Jimenez en “Ella”, una de sus más emblemáticas canciones. Pero en 2020 no fue el desamor lo que provocó que los mariachis dejaran sus instrumentos y apagaran sus voces, sino un virus que ha cobrado la vida de más de 71,000 personas en el país.
Con el confinamiento como medida precautoria para frenar la pandemia de coronavirus, quedaron suspendidas las reuniones sociales y los mariachis que se congregaban en diversas plazas del país tuvieron que desalojarlas, quedándose sin sustento de un día a otro.
De acuerdo con Dulce Ordoñez, presidenta de la Fundación Cultural del Mariachi, los músicos pasaron de trabajar hasta ocho horas los viernes, sábados y domingos, y dos o tres horas entre semana, a suspender casi totalmente su actividad.
"Tenemos a varias familias involucradas en un mismo grupo, que se han dedicado por generaciones a la música; también tenemos varias madres solteras y, para la mayoría, es la única actividad que ejercen, por eso se han visto muy afectados", señaló.
"Durante la pandemia tuvimos algo de trabajo principalmente en panteones, donde los deudos nos contrataban para dar una última serenata a su difunto, o afuera de los crematorios. Pero muchos han tenido que buscar otras alternativas de sustento, como vender pozole o pizzas, para tener algo de dinero", agregó.
Algunas organizaciones del sector llevaron a cabo la campaña Canción por Donación, en donde recibieron el apoyo de empresas como Mercado Libre, y escuelas de mariachis de Estados Unidos, el Mariachi Sol de México, el Conservatorio de Nueva York y artistas como Ana Bárbara y Aida Cuevas hicieron donaciones. Por parte de las autoridades de la Ciudad de México han recibido el seguro de desempleo y algunas alcaldías los apoyan con vales de despensa.
Con el cambio a semáforo naranja, los mariachis han podido regresar a las plazas para buscar trabajo, pero éste continúa escaso, porque no hay turismo y aún siguen las restricciones para las reuniones sociales. Asimismo, con las limitaciones que tienen los restaurantes para su operación en cuanto a la cantidad de personas dentro del local, es difícil que les abran las puertas o deben reducir el número de elementos que pueden trabajar.
Ordoñez indicó que con la reapertura económica han logrado reactivar su actividad un 25%, pero las expectativas hacia el futuro siguen siendo reservadas, sobre todo para las Fiestas Patrias, en donde prevé que sólo llegarán al 30% de lo que representaba su actividad normal.
"Ya nos perdimos fechas importantes como el Día de la Madre, el Día del Padre y toda la temporada de graduaciones. El 10 de mayo tuvimos un poco de actividad, algunos compañeros anduvieron dando serenatas, pero fue cuando se propagó más el covid-19 y tuvimos muchos infectados también. Lamentablemente hemos perdido a 60 compañeros por la enfermedad sólo en la Ciudad de México", señaló.
La representante del sector pone su fe en que, para diciembre, el mes más fuerte debido a las fiestas de fin de año, puedan estar laborando al 80% de lo que trabajaban en años anteriores.
Para Miguel Bolaños Díaz y su mariachi Alma de México, la alternativa que les ha dado el coronavirus ha sido renovarse o morir. Ante ello, ha tenido que hacer algunos ajustes y si antes en sus presentaciones participaban siete elementos, han tenido que reducirlas a cinco. Además, el precio de sus servicios se ha visto afectado, teniendo que bajarlo entre 25% y 30%.
"El número de llamadas y mensajes de WhatsApp que recibo han disminuido considerablemente, quizá en un 50%, y el motivo es claro: mucha gente tiene miedo del contagio", explicó.
Esto también los ha llevado a ampliar la cobertura de sus servicios, y mientras antes se limitaba a la Ciudad de México, ahora están dispuestos a ir a municipios aledaños como Cuautitlán, Huixquilucan, Atizapán, entre otros.
También han sabido aprovechar las ventajas que da la tecnología y sumaron a su oferta las serenatas en línea, a través de plataformas como Facebook, Zoom y Google Meet.
"Aun así seguimos de pie, agradecidos con Dios y pidiéndole por todos los otros compañeros que trabajan ofreciendo sus servicios directamente al cliente en las diferentes, como Garibaldi, Nezahualcóyotl, Cabeza de Juárez, Atizapán, Tlalnepantla, Avenida Aztecas, Aragón, entre otras", comentó Bolaños.
Tanto Ordoñez como Bolaños tienen confianza en que pronto los mexicanos regresarán a sus actividades normales y sólo piden que volteen a ver al mariachi para volver a alegrar las fiestas. "Todo mundo sabe que cuando se escucha un mariachi, se escucha el latir del corazón de México, y no nos van a abandonar", concluyó Bolaños.
Pese a que es un sector de gran tradición y a que muchas familias subsisten de éste, no existen registros oficiales sobre cuántas personas se dedican a este oficio.
Según Bolaños, tan sólo en la Ciudad de México existen alrededor de 6,000 grupos y considera que Guadalajara y Monterrey podrían albergar cifras cercanas, pero no podía dar un estimado sobre todo el país.
Sobre los ingresos, una agrupación pequeña puede cobrar 3,000 pesos la hora, con un salario promedio diario por músico de hasta 500 pesos; aunque existen agrupaciones que salen al extranjero y suben su tarifa a 30,000 pesos por hora o algunas de renombre que pueden llegar a cobrar hasta 200,000 pesos por una actuación de dos horas.
El son particular que da pie al mariachi nació en Cocula, Jalisco, y fue creado como una expresión de adoración a la Virgen de la Pila. Surge de la mezcla de tres principales influencias musicales: la de los pueblos indígenas, la europea y la africana.
En sus cantos fusionaron las guitarras y violines con las caracolas, teponaztlis, flautas de carrizo y otros instrumentos indígenas; y es a finales del siglo XVII cuando se inventan instrumentos como la vihuela y el guitarrón para sustituir al laúd y al contrabajo, lo que le dio una personalidad propia al mariachi.
En pleno auge del Porfiriato, el mariachi sale de Cocula para llegar a la Ciudad de México. Como en esos tiempos había una fascinación por la cultura francesa, fue considerado música para el populacho. Pero esta percepción cambiaría con la Revolución Mexicana y pronto los mariachis se convirtieron en protagonistas de la Época de Oro del cine mexicano, con el cual se dan a conocer en todo el mundo.
Hoy en día, los mariachis cuentan con un vasto repertorio, que abarca ritmos como jarabes, minués, polkas, valonas, chotis, valses, serenatas, corridos y canciones tradicionales, e incluso han incluido a la cumbia colombiana.