El sistema de ductos de gas natural es vulnerable a un desastre que pone en riesgo vidas humanas, debido a que está obsoleta la tecnología de monitoreo denominada SCADA, reconoció el Centro Nacional de Control de Gas Natural (Cenagas).
“Como efecto de la problemática y con base en lo antes expresado, se presume un riesgo al alza para la operación del transporte de gas natural por ducto en territorio nacional, lo cual puede reflejarse en un eventual desastre que pueda poner en riesgo la integridad de los ductos al no contar con la infraestructura que soporta el monitoreo y control sobre los gasoductos”, señala una ficha de inversión del Cenagas en poder de EL UNIVERSAL.
“En consecuencia, a la falta de condiciones operativas para el personal del Centro de Control, quienes toman las decisiones en los gasoductos bajo un esquema de 7X24X365, también podría traer como consecuencia afectaciones a las poblaciones que se encuentren cerca o sobre los derechos de vía, al no poder ejercer alguna acción de control en tiempo real para la suspensión del flujo de gas natural y poniendo en riesgo la vida humana”, apunta el documento con fecha del pasado 11 de octubre.
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El centro de control fue creado hace una década y tiene como usuario principal a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que genera energía en ciclo combinado mediante gas natural, seguida de Pemex, que alimenta sus refinerías y complejos petroquímicos con el hidrocarburo.
El Cenagas y la Secretaría de Energía planean invertir 149 millones de dólares, o 2 mil 550 millones de pesos, en la actualización del nuevo sistema que debe ejecutarse antes de que termine este año.
Aunque el organismo no señala directamente a las pinchaduras de ductos como responsables de las fallas del sistema, hace cuatro años dio a conocer que ya existía la modalidad de huachicol de gas natural, cuya sofisticación supera el robo de gasolinas y gas licuado de petróleo, debido a la alta presión que tienen las tuberías.
El socio de Marcos y Asociados Consultoría Energética, Luis Miguel Labardini, opinó que la inversión será insuficiente contra el huachicol, debido a que el sistema de monitoreo puede detectar alguna disminución en la presión, lo que indica una toma clandestina, hasta en 24 horas.
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“Luego de esta inversión están los diablos instrumentados, que son dispositivos que corren dentro de los ductos y detectan abolladuras o anomalías, pero se usan poco. Lo que no se usa en México es el sistema de sensores que debe colocarse en las tuberías a cierta distancia y que detectan las tomas clandestinas por vibraciones y ruidos”, comentó.
México debe trabajar también en el Estado de derecho, ya que las personas que detectan estas tomas son amenazadas y no ratifican sus denuncias, por lo que pocos delincuentes están en prisión, dijo.
“Si este problema crece puede desencadenar en riesgos a la confiabilidad del sistema eléctrico, pues cerca de la mitad de la electricidad se genera con gas natural todo importado desde Estados Unidos. También puede haber afectaciones para Pemex y la industria. Se está creando un mercado negro en ese aspecto”, concluyó Labardini.