Lordstown Motors, el fabricante estadounidense de camionetas eléctricas, se declaró en bancarrota y demandó al gigante electrónico taiwanés Foxconn, al que responsabiliza por ello, anunció la firma en un comunicado.
Lordstown demanda a Foxconn por "fraude" y por "incumplimiento deliberado y constante de compromisos comerciales y financieros", según la nota.
Las acciones de Foxconn "han causado un daño material a la empresa, así como a sus perspectivas", destacó Lordstown, que justificó en ello la solicitud de protección por bancarrota del Capítulo 11 efectuada a las autoridades comerciales estadounidenses.
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Foxconn, el principal proveedor de la estadounidense Apple, juega un papel clave en el ensamblaje de los iPhone y otros productos de las principales marcas internacionales. Como parte de su diversificación, el grupo se ha volcado al sector de vehículos eléctricos, a los que pretende transformar en pilar de su desarrollo.
En este contexto, Foxconn había comprado en mayo del año pasado a Lordstown su planta para el ensamblaje de vehículos en Ohio (norte de Estados Unidos).
Con este acuerdo, Lordstown había "aceptado ceder sus activos más valiosos a Foxconn", argumentó el fabricante de automóviles fundado en 2018, "a cambio de la garantía de que Foxconn apoyaría el desarrollo de sus camionetas Endurance".
Sin embargo, esto no prosperó porque el grupo taiwanés "no tenía intención de cumplir con sus compromisos...", según la compañía estadounidense.
Foxconn rechazó las acusaciones señalando que "ha mantenido una actitud positiva" en las negociaciones con Lordstown para ayudarle en sus dificultades financieras y que pretende seguir procurando "una solución satisfactoria" para las partes.
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