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Washington.— El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, continúa con su incesante gira por todo el país para presionar al Congreso a que apruebe el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), algo que espera se produzca este año porque es “absolutamente vital” para el país.
“Ya llegó la hora de que el Congreso apruebe el T-MEC”, exclamó ante la Heritage Foundation, un think tank conservador en el que dijo sentirse “como en casa”.
Según Pence, todas las partes involucradas en la renegociación ya hicieron su parte y ahora es turno del legislativo de la Unión Americana terminar el trabajo.
En ese sentido, el vicepresidente quiso agradecer a México y Canadá por el trabajo realizado. Para evidenciarlo, pidió a los asistentes reconocer a las embajadoras Kirsten Hillman (Canadá) y Martha Bárcena (México), presentes en la sala, con un sonoro aplauso.
“El T-MEC es una victoria”, dijo Pence, convencido de que el acuerdo es bueno para evitar que desaparezcan empleos en Estados Unidos por la falta de competitividad en el tema de salarios, una de las grandes preocupaciones de los sectores más progresistas del país y de los sindicatos, especialmente con respecto a México.
Evidenció que el tratado es un documento importante y avanzado que servirá de “modelo” para futuras negociaciones comerciales con otros países. “Es más que un buen acuerdo entre tres países”, argumentó Pence.
La aprobación del tratado norteamericano puede ser una pieza clave para las pláticas comerciales con China, país con el que ahora mismo tiene una guerra arancelaria sin final en el horizonte.
“Creo que lo podemos tener hecho este año”, sentenció Pence, convencido de que finalmente el Congreso votará favorablemente.
Las señales que salen del Congreso empiezan a ser positivas. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dijo en entrevista con CNBC: “Espero que estemos por el camino hacia el sí” del acuerdo, siendo los procesos de ejecución de algunas medidas (especialmente en temas laborales) los obstáculos más importantes.
La tarea no será fácil, con un grupo de demócratas enrocado en su negativa a aprobar el tratado sin cambios. Debbie Dingell, congresista demócrata por Michigan, escribió en The Washington Post su oposición a un acuerdo que “necesita mejorarse”, poniendo el foco principalmente en el mercado laboral mexicano, que todavía ve como una amenaza para la deslocalización de empresas manufactureras y la consecuente eliminación de puestos de trabajo en Estados Unidos.
Muchos ven en el alargamiento de la ratificación por el Congreso de Estados Unidos una táctica política, especialmente teniendo en cuenta que el año que viene hay elecciones presidenciales.
“La idea de que podría ser una victoria para [el presidente Donald] Trump es irrelevante. Es una victoria para el pueblo estadounidense”, señaló Pelosi, rechazando que los comicios sean uno de los factores que están dificultando la aprobación del T-MEC.