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“Son 20 pesos... perdón, 20 obregones por el agua de horchata”, responde el despachador a su cliente. “Todavía no me acostumbro”, se disculpa el vendedor, quien recibe dos papelitos de color verde, con el retrato del general revolucionario Álvaro Obregón.
“¡Es que son como panchólares!”, bromea otros de los tantos comerciantes reunidos el pasado 14 de septiembre en La Araña, comunidad de la alcaldía Álvaro Obregón, que ese día puso por primera vez en circulación los llamados obregones, una especie de moneda social que apuesta por impulsar la economía comunitaria.
“Hoy estamos ensayando este primer ejercicio de economía (...) se repartieron alrededor de 60 mil obregones y tienen equivalencia de un obregón/un peso, pero no son intercambiables”, explica el economista Víctor Bernal, asesor externo para el proyecto que recién estrena el gobierno municipal.
“Cuando alguien compra 20, 50 o 100 pesos, se guarda el dinero en el bolsillo y lo va a gastar en supermercados”, precisa. “Aquí no: con los obregones los locatarios ese mismo dinero se lo gastan en la misma comunidad. Eso hace que si yo estoy ganando 100 pesos o 100 obregones, los estoy gastando con mi vecino de la colonia a un lado.
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“El valor está circulando únicamente en la alcaldía y eso fortalece el comercio local, la economía de la alcaldía, y algo muy importante: va generando identidad y confianza”, comenta.
La moneda social del gobierno
Ya sean taqueros o hasta dulceros, los puestos reunidos frente a un PILARES (Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes), en La Araña, intercambian por primera vez obregones de cinco, 10 y 20 unidades, aunque autoridades de la demarcación esperan circular en una segunda etapa papeles de 50 y hasta 100 unidades.
Serán 16 colonias en donde circularán las denominaciones que pueden distinguirse por la efigie de Obregón en distintas etapas históricas (militar o presidente), por sus colores (azul, verde y naranja) y por sus dimensiones, de entre 6.5 y 14 centímetros.
Algunos de ellos los cuenta con la mano José Jacques, jefe de la oficina de la alcaldía, quien expone que la idea de la moneda social no es nueva. En el interior de la República circulan el Tláloc (desde 1996), el Túmin (2010), el Itacate (2012) y el Amanatli (2015), todos impulsados por universidades o grupos ciudadanos, quienes fomentan la idea del “prosumidor”, que une los roles de productor y consumidor.
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Por esas mismas características, el obregón de 2019 sería la primera moneda social que promueve un gobierno local, en este caso el de Layda Sansores (Senado), alcaldesa de Álvaro Obregón desde 2018.
“El propósito nuestro es multiplicar el capital social”, explica José Jacques. “No es el gobierno, es el dinero del pueblo”, subraya, y pone como ejemplo las remesas —15 millones de pesos diarios que llegan a la alcaldía—, las cuales terminan desafortunadamente “en manos” de transnacionales.
“Dinero que viene del extranjero se regresa al extranjero. ¿Qué se queda aquí?, si ellos no invierten nada acá; en cambio, la moneda local queda local y se multiplica (...) solamente hay un ganón, y el ganón es el pueblo”.
"Banxico envidia los obregones"
Al Banco de México (Banxico) no le gustan las monedas sociales. Basado en el artículo 28 de la Constitución, que le otorga la potestad de ser el único en emitir dinero, interpuso en 2011 una demanda en contra de los promotores en Veracruz del mencionado Túmin, aunque la entonces PGR desechó el caso al no hallar evidencia de delito.
Ocho años después, un gobierno emanado del partido de Morena, esta vez en la capital del país, llama la atención con un proyecto similar.
“Vinieron del Banco de México, el representante de inteligencia, para ver qué es lo que estábamos haciendo. Causó una gran alarma, porque de acuerdo con la ley, sólo el gobierno puede imprimir moneda”.
Así lo cuenta la alcaldesa Layda Sansores. Explica que para no crear confusión y no tener diferencias con el director de Emisión de Banxico, Alejandro Alegre, se definió al obregón como vale y no como moneda. Además, atendieron la petición de cambiar los colores y alejarse por completo del diseño de los billetes nacionales.
La demarcación evitó así problemas con la ley de la banca central, que menciona en su artículo 4: “Corresponderá privativamente al Banco de México emitir billetes y ordenar la acuñación de moneda metálica”.
Sansores bromea: “Yo creo que les dio envidia, porque nuestros obregones están más bonitos que los billetes del Banco de México”.
El futuro: un volado
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de un total de 727 mil 34 habitantes en Álvaro Obregón, apenas 351 mil 409 son población ocupada. De ese universo, el comercio es la segunda ocupación más importante, con 39%.
A decir de Víctor Bernal, asesor económico de la alcaldía, los obregones buscan impulsar justamente al pequeño comercio. “De momento son [negocios] alimentarios (...) gente que hace pan, que tiene sus pequeños locales en las tardes y gente que produce servicios: costureras, zapateros, gente que teje o que arregla computadoras”.
¿Y qué piensan otros economistas de los obregones? En opinión del doctor en Economía por la Universidad de Virginia, Luis de la Calle, “la clave para ayudar a gente que está alejada de la economía moderna y que no puede participar en actividades productivas es precisamente dotarlos de instrumentos que les permitan participar”.
Sin embargo, el también excolaborador del Banco Mundial rechaza la idea de los obregones como una opción exitosa: “Si las monedas alternativas fueran la solución a la pobreza, pues habría muchas por todos lados, ¿no?”.
Advierte que “en lugar de permitirte participar en una economía moderna, te obliga a restringir tus transacciones y tu capacidad de generar riqueza en un grupo relativamente pequeño, y eso te condena a quedarte atorado en un círculo vicioso de pobreza”.
De La Calle recuerda que en la Revolución “había multiplicidad de papel moneda”, los llamados bilimbiques, “que llevaron a la destrucción de mucha riqueza, el robo a muchas personas y tasas de inflación muy altas”.
Recuerda también la Ley de Gresham, la cual señala que “la moneda mala destruye a la buena”; esto es: “Cuando emites un papel moneda tienes un incentivo a emitir de más para quitarle valor y quedarte con una tajada más grande”.
Ante la pregunta sobre posibles problemas como la especulación o el aumento de precios con los obregones, Bernal reconoce que “sí puede haber inflación, deflación y acumulación. Puede haber muchas cosas, pero precisamente para eso se dieron talleres, capacitaciones y tenemos aquí un grupo que está organizando todo.
“Estamos regulando el mercado para que gente que está acumulando los empiece a gastar y gente que no ha juntado muchos obregones empiece también a demandarlos y aceptar 100% de esa oferta con obregones”, dice.
De la Calle insiste en que “las monedas para que funcionen necesitan por lo menos cumplir con dos características: que sean medio de pago y acumuladores de valor”. Además, “si no tienes la certeza de que va preservar su valor en el tiempo, pues la gente a lo mejor al principio se anima y los adquiere, pero la probabilidad de que pierdas dinero es muy alta, como se ha visto con el ejemplo del bitcoin”.
Pese a las dudas expresadas, el personal que trabaja en el proyecto se muestra optimista. Incluso no descartan imaginar a largo plazo los venustianos, o tal vez los maderos, circulando en otras alcaldías de la Ciudad.
Instagram: @caza_billetes