La crisis climática y la necesidad urgente de sostenibilidad han llevado a una revisión profunda en la forma en la que producimos y consumimos alimentos. La descarbonización de esta cadena se presenta como un objetivo esencial para reducir emisiones de carbono, pero también para mitigar problemas relacionados como la contaminación plástica, que impacta negativamente a los ecosistemas y la salud humana. Abordar este desafío global exige una transformación significativa en el modo de producir y distribuir alimentos, iniciando, evidentemente, con la agricultura.

El papel del plástico en la agricultura moderna es un ejemplo de cómo la tecnología puede ser, al mismo tiempo, una solución y un problema. Si bien el plástico ha revolucionado la producción agrícola con aplicaciones que van desde el riego por goteo hasta la protección de cultivos, también ha dado lugar a una crisis de contaminación.

La agricultura, al ser responsable de un porcentaje considerable del uso de plásticos, tiene un rol clave en la descarbonización de la cadena productiva de alimentos. Los insumos plásticos van desde sacos de fertilizantes hasta sistemas de riego, y muchos de estos productos terminan como residuos al final de su vida útil. Por ello, una de las principales metas de sostenibilidad en el sector además de reducir el uso de plástico, es también buscar alternativas que permitan mantener la productividad agrícola sin contribuir al problema de contaminación.

Una de las tecnologías que más ha avanzado en sostenibilidad es el riego por goteo. Este sistema permite suministrar agua de manera directa y eficiente a las raíces de las plantas, reduciendo el consumo hídrico y mejorando la calidad del producto final. Sin embargo, el uso de plásticos para fabricar las mangueras y componentes de estos sistemas puede ser una fuente importante de desechos si no se gestionan adecuadamente. Con el fin de enfrentar este desafío, el uso de materiales reciclados surge como una opción viable para cerrar el ciclo de vida del plástico en la agricultura.

En este contexto, el desarrollo de sistemas de riego por goteo fabricados con plástico reciclado ha demostrado ser una solución innovadora. Por ejemplo, en Sinaloa, México, existe una planta productora, única en su tipo en el país, que utiliza plásticos recuperados de mangueras para crear productos que mantienen la misma calidad y eficiencia que aquellos fabricados con plástico virgen. Al utilizar plástico reciclado, se reduce la huella de carbono de la producción agrícola, un beneficio considerable que puede cuantificarse en una reducción de emisiones de hasta 10.24 toneladas de CO2 en México.

Entre los beneficios de los sistemas de riego fabricados con materiales reciclados, se encuentra la mejora en la eficiencia hídrica, especialmente relevante en regiones donde el agua es un recurso cada vez más escaso. Datos recientes muestran que la agricultura representa aproximadamente 70% del consumo de agua en México, y este programa de circularidad puede ahorrar entre 70 y 144 millones de litros de agua. Además, la utilización de plástico reciclado contribuye a la economía circular, dando una segunda vida a los materiales.

Si bien el uso de materiales reciclados podría parecer inicialmente costoso, los beneficios a largo plazo, como la reducción del consumo de agua y el aumento de la rentabilidad de los cultivos, convierten a esta iniciativa en una alternativa competitiva.

En conclusión, el desafío de descarbonizar la cadena productiva de alimentos requiere la adopción de soluciones innovadoras que aborden tanto el consumo de agua como la contaminación plástica y la agricultura, al ser un sector crucial para la sostenibilidad global, tiene la oportunidad de liderar esta transformación.

Director de Desarrollo de Negocios México, Orbia Precision Agriculture (NETAFIM)

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