Si planeas romper el encierro esta temporada en destinos con atractivos al aire libre y que además sean cercanos a tu ciudad, los Pueblos Mágicos te pueden interesar. Estas localidades se caracterizan por su arquitectura original, tradiciones, historia y cultura.
Sin embargo, varias de estas localidades son visitadas por turistas que prefieren no hospedarse ahí, explica Humberto Molina, especialista en economía turística del Grupo Empresarial Estrategia (Gemes).
“Algunas veces están tan cerca, que es posible ir y regresar el mismo día, o cuando mucho pasar una noche. Son destinos de fin de semana, en muchos casos”, comenta en entrevista.
Desde su punto de vista, también puede ser que carezcan de atractivos suficientes para que sea necesaria una estancia de varios días, o que la disponibilidad y calidad del alojamiento no sea acorde a las necesidades y gustos del turista para pernoctar en el lugar.
Esto explica, en parte, por qué los Pueblos Mágicos encabezan la lista de los destinos con menor ocupación durante la Nueva Normalidad.
En julio, agosto y septiembre, meses que abarcan la temporada de verano, los hoteles comenzaron a operar tras una inédita suspensión por las medidas que aplicaron las autoridades para intentar contener la pandemia del Covid-19. A lo largo de esos meses, las restricciones se fueron relajando, aunque hasta la fecha todavía están sujetos a limitaciones en cuanto a la utilización de su capacidad.
Si bien casi todos los destinos del país continúan lejos de los niveles de ocupación que tuvieron el año pasado, antes de la pandemia, hay algunos que muestran una rápida reactivación y alcanzan tasas de incluso más de 50%.
Esto se debe a razones como la llegada de mexicanos por carretera, como Mazatlán y Acapulco; a la recuperación de la conectividad aérea, en el caso de Cancún y Los Cabos; por alianzas como el “Pacto Centro-Occidente por el Turismo” y “Mundo Maya”; por la certificación de protocolos de bioseguridad, o por estrategias de promociones y descuentos en servicios.
Sin embargo, hay Pueblos Mágicos que no lograron ni siquiera 5% de ocupación hotelera durante este verano.
Conocido como “El jardín de Nuevo León”, Bustamante se incorporó al programa en 2018 y es la tercera localidad del estado que lleva la marca.
A hora y media de Monterrey, los hoteles establecidos en este destino recibieron únicamente 179 turistas entre julio y septiembre, una ocupación de apenas 0.8%, mientras que hace un año llegaron más de 6 mil 200 visitantes durante el mismo periodo, muestran las cifras más recientes del Sistema de Monitoreo DataTur de la Secretaría de Turismo.
Bustamante “El jardín de Nuevo León”.
Entre los atractivos de Bustamante sobresalen el museo de “Las Cosas Simples”, el bioparque Boca de Leones, la fábrica de mezcal, las grutas, el cañón y la parroquia de San Miguel Arcángel.
Chignahuapan fue nombrada Pueblo Mágico en 2012 y es una de las nueve comunidades de Puebla que portan el distintivo, famosa por la elaboración de esferas, pues cuenta con más de 200 talleres dedicados a esa actividad.
Chignahuapan.
Después de atender a más de 56 mil vacacionistas durante el verano de 2019, sus hoteles recibieron apenas 3 mil turistas esta temporada, cuya ocupación fue de sólo 3.0%.
A dos horas y media de la Ciudad de México, la mejor vista de Chignahuapan se obtiene desde el Cerro Colorado, donde se puede admirar el valle y las casitas de colores y techos de teja.
Pahuatlán también presume ser uno de los nueve Pueblos Mágicos de Puebla, aunque sólo se hospedaron 415 viajeros este verano y hubo una ocupación de 3.2%.
También a dos horas y media de la capital del país y rodeada de valles y barrancas, esta comunidad resalta por su riqueza artesanal, pues sus pobladores siguen elaborando el papel más antiguo del país: el papel amate.
Pahuatlán.
En este pueblo aún se conservan muchas tradiciones indígenas, como la figura de los brujos para aliviar diversos males y sanar el espíritu.
A un par de horas de la Ciudad de México, El Oro lleva nueve años siendo Pueblo Mágico debido a que es una de las antiguas glorias mineras del Estado de México, pero sus hoteles corrieron con la misma suerte y fueron visitados solamente por mil 387 vacacionistas, una ocupación de 3.9%.
Sus construcciones reflejan todos los estilos europeos del siglo XVIII, como el Teatro Juárez y su palacio municipal que sobresalen por su decoración y estilos art nouveau y neoclásico.
A una hora de Mérida, el Pueblo Mágico de Izamal tuvo una ocupación de 4.6% tras atender poco más de mil huéspedes de hotel, que contrastan con los casi 7 mil de hace un año.
A este pueblo se le conoce como “La Ciudad Amarilla” por tener todas las casas, tiendas e iglesias pintadas de amarillo dorado, donde se rinde testimonio de tres culturas: un encanto colonial con el sello distintivo de un pueblo pequeño, magníficos testimonios de la cultura maya y un gran convento de influencia española.
En “La Ciudad Amarilla” de Izamal, en Yucatán, se hospedaron mil turistas en el verano, frente a 7 mil en el mismo lapso de 2019.
Sinónimo de descanso y salud, Ixtapan de la Sal se sitúa a dos horas de la capital y destaca por sus baños de tinas romanas con aguas termales y sus servicios de masajes y fisioterapia. No obstante, este Pueblo Mágico tuvo una ocupación de 4.6% durante el verano.
La plataforma VisitMéxico explica que, luego de sus batallas, el antiguo emperador Moctezuma viajaba a ese lugar para relajarse y sanar en sus aguas con propiedades curativas.
Otros destinos que también presentaron una ocupación hotelera menor a 5% fueron los Pueblos Mágicos de Cuetzalan, en Puebla; y Tlayacapan, en Morelos.
El primero lleva 18 años portando la marca y yace en la sierra entre bosques con niebla, cafetales, cascadas, cuevas, grutas y helechos gigantes. El segundo cuenta con el nombramiento desde 2011, cuyo encanto reside en su pasado prehispánico y por ser uno de los pocos pueblos que conserva una gran parte de su traza urbana original.
En contraste con la baja ocupación en estas comunidades, también hay Pueblos Mágicos que están reactivando su turismo en medio de la pandemia. Destaca el caso de Sombrerete, localizado a dos horas de la capital de Zacatecas.
Con un pueblo devoto de la Virgen de la Candelaria e iglesias por todas partes, la ocupación hotelera en este rincón zacatecano llegó a 44.4% durante el verano, no tan lejos del nivel de 53.6% observado hace un año, muestran las cifras de Datatur.
Rodeado de montañas y acantilados de piedra, así como distinguido por ser el único Pueblo Mágico de Baja California, Tecate alcanzó una ocupación de 31.6% entre julio y septiembre, tras registrar una tasa de 43.9% en 2019.
El destino es el punto de partida de la ruta del vino en el estado, donde se puede disfrutar una de sus principales joyas naturales: La Rumorosa. Ahí, cada 12 de diciembre se celebra a la Virgen de Guadalupe con danzas, procesiones y bailes.
El Rosario se localiza a sólo 64 kilómetros al sur de Mazatlán y sus hoteles lograron una ocupación de 31.4% frente a la tasa de 27% que tuvieron hace un año, destacando por ser de los pocos destinos que superan actualmente el nivel que reportaron antes de la pandemia.
Uno de los aspectos que validaron el otorgamiento de su distintivo como Pueblo Mágico fue la fe que sus pobladores mostraron en preservar su iglesia de Nuestra Señora del Rosario, pues al ver que tenía cuarteaduras considerables por estar cerca de varias minas, decidieron trasladarla piedra por piedra a su actual sitio.
“Cada Pueblo Mágico es distinto y no es fácil generalizar. Son muy diversos y con grandes diferencias en su oferta, servicios e infraestructura, así como en su localización con relación a los lugares donde se concentra la población que quiere viajar”, expone Humberto Molina.
Los destinos turísticos a los que se pueda llegar fácilmente y de manera segura serán los que puedan recuperarse más rápido, en particular aquellos situados cerca de ciudades grandes o medianas.
Van a ser todavía más visitados si adicionalmente ofrecen atractivos que se puedan disfrutar al aire libre, afirma el especialista de Gemes, considerando los nuevos hábitos de distanciamiento y precauciones generados por la emergencia sanitaria.