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En 1985, un grupo de industriales dedicados al procesamiento de la carne formó el Consejo de Empacadores de Carnes Frías y Embutidos, el cual más tarde tomaría el nombre de Consejo Mexicano de la Carne (Comecarne), con el objetivo de dar representatividad al sector y ante la necesidad de fortalecerlo en el contexto de los desafíos del comercio internacional, la apertura de mercados y un futuro Tratado de Libre Comercio con América del Norte.
Fue así como, liderado por mi querido amigo Héctor Elizondo, se dio vida al Comecarne para impulsar acciones y generar acuerdos con autoridades federales y estatales, así como para lograr promover el desarrollo de la cadena cárnica nacional.
De los ya 39 años de vida del Comecarne, he tenido el privilegio de participar en él desde hace 20 años, trabajando de la mano de muchos presidentes y diferentes comités directivos que han contribuido con trabajo y dedicación al posicionamiento del Consejo. Estos casi 40 años estuvieron marcados por un cambio de paradigma enmarcado por la innovación, el uso de nuevas tecnologías, el cuidado del medio ambiente, la apertura comercial y los constantes cambios en las tendencias de consumo.
Con gran orgullo puedo decir que todos los hombres y mujeres que han participado en el Comecarne han sorteado grandes retos, pero también han construido y logrado hacer vida a nuestra misión: “Fomentar el desarrollo de la competitividad del sector cárnico en nuestro país, la integración de cadenas productivas, el desarrollo de la proveeduría nacional e influir positivamente en la salud de las personas, promoviendo el consumo de la proteína cárnica en una dieta balanceada”.
En lo personal, 2024 ha sido muy relevante ya que, después de muchos años de formar parte del Comité Directivo, mis compañeros me eligieron presidente del Consejo y, además de la gran responsabilidad que conlleva el cargo, me pareció un momento clave por los cambios políticos, económicos y sociales por los que atraviesan México y el resto del mundo. La buena noticia es que, a pesar de las diferentes tendencias, el consumo de proteína cárnica ha crecido en México. En 2023 el consumo de carne alcanzó 10.3 millones de toneladas, 4.9% más con respecto a 2022.
Esto se ha dado gracias a la disminución de los precios de venta resultado de la implementación de políticas públicas y también por que los mexicanos han incrementado sus ingresos derivados de programas sociales gubernamentales, lo que permite que puedan adquirir alimentos que antes no consumían con tanta frecuencia, entre ellos la carne.
Algo es muy claro: el consumo de carne es un indicador de bienestar. Aumentar el consumo de proteína cárnica, asegurando su accesibilidad, calidad e inocuidad, como lo hemos estado haciendo en el Consejo, es fundamental para promover la seguridad alimentaria y un componente esencial para el bienestar de las personas.
No obstante, el incremento en el consumo nos presenta diversos retos que a nivel global tiene el sector y que en México no es la excepción: el acceso competitivo a materias primas, impactando en el proceso de integración y encareciendo las proteínas. Por ello, es necesario contar con diferentes fuentes de abasto; siempre privilegiando la seguridad sanitaria, que nos permita un abasto accesible y seguro de proteína cárnica para los mexicanos.
Estamos convencidos que es necesario aumentar nuestra capacidad y eficiencia en la producción; fortalecer la cadena de valor; robustecer nuestro sistema de proveeduría nacional y fomentar un clima favorable para la inversión con un enfoque social.
Celebramos los 39 años de un sector de la industria alimentaria en México que ha asumido con gran responsabilidad el reto de alimentar a México; por ello en el Consejo Mexicano de la Carne trabajamos todos los días para mantener un sector fuerte, unido y trabajando en común para seguir alimentando a chicos y grandes.
Presidente del Consejo Mexicano de la Carne (Comecarne)