“Los bancos centrales de todo el mundo están considerando emitir sus propias monedas digitales. Si bien la inclusión financiera a menudo se cita como una motivación clave, esto no se da en automático”, advierte el gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), Agustín Carstens.
En un artículo coescrito con la Reina Máxima de Holanda, promotora de la inclusión financiera a nombre de las Naciones Unidas, reconoce que las monedas digitales de los bancos centrales no son la única forma para superar esas barreras. Sin embargo, podrían ser parte de las herramientas de inclusión.
Los gobiernos podrían usarlas para canalizar apoyos a hogares de bajos ingresos, lo que profundizaría la inclusión y actuaría como puerta de entrada a otros servicios financieros, señala.
Alerta a los bancos centrales sobre los riesgos de respaldar una moneda digital: bajos niveles de alfabetización financiera y digital, así como desafíos operativos, incluida la ciberseguridad.
También el peligro de que se mantenga en grandes cantidades en billeteras, en lugar de depósitos en bancos comerciales, lo que hace que no esté disponible para préstamos como hipotecas.
Deberán considerar si se dará acceso directo a los consumidores o si se utiliza como un modelo puramente intermedio que ofrece billeteras digitales a través de bancos o proveedores de servicios financieros no bancarios.
Pero, sobre todo, las monedas digitales necesitarán más diálogo, investigación y ensayos para mostrar cómo pueden convertirse en el mejor motor de inclusión.
Desde hace unos años, el uso de efectivo, con el nacimiento de criptomonedas, ha llamado la atención de organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el asunto es parte de la agenda en las reuniones que realiza junto al Banco Mundial (BM).
En el Reporte de Estabilidad Financiera Mundial de abril 2022, el FMI destaca que en la pandemia se registró importante demanda de dinero en efectivo, reto que se debe resolver. Además, urgió a reglamentar, en el plano global, el esquema de criptomonedas.
Plantea la importancia de crear un sistema de pagos mundial, donde las monedas digitales de los bancos centrales funcionen interconectadas. “Se necesita la cooperación internacional para poder impulsar ese tipo de sistema de pagos”, subraya.
Larga vida al efectivo
Mientras líderes y expertos del FMI y el BM debatían esos temas en Washington D.C., la demanda de billetes y monedas en México aumentó, sobre todo en el periodo de Semana Santa, la primera con semáforo epidemiológico en verde tras dos años de restricciones por Covid-19.
“Le queda larga vida, no porque así lo quiera el gobierno. Mientras no puedan controlar la informalidad que se maneja con efectivo, y el cambio generacional, harán que permanezca”, vaticina José Rodolfo López Quian, del Instituto de Especialización para Ejecutivos.
Ve muy difícil que un país como México prescinda del dinero físico. No desaparecerá como tal, intuye, pero su uso se va a limitar cada vez más.