La diferencia es importante. En la primera etapa, la actividad se paró en seco por orden de los gobiernos, impidiendo que los hogares gastasen y que las empresas abrieran e invirtiesen. Ahora, los consumidores no gastan por miedo (ahorro por precaución) y las firmas no invierten por la incertidumbre.
Aunque en esta etapa los países no lleguen a cerrar la economía como en la primera mitad de año, la incertidumbre tiene un impacto muy importante sobre la actividad, revelan desde el Banco Central Europeo (BCE).
El último boletín mensual de la institución analiza su efecto en la economía europea.
“La incertidumbre planea en todos los aspectos de la pandemia, el grado de propagación y letalidad del virus, la capacidad de los sistemas sanitarios para adaptarse a un aumento de la demanda y desarrollar una solución médica, la duración y eficacia de las medidas de contención y su impacto en la actividad económica y el empleo, la velocidad de la recuperación... y la medida en que la pandemia afectará al consumo, la inversión y el crecimiento potencial”, señala el informe del BCE.
No obstante, hasta la fecha, el mayor impacto sobre el PIB ha sido causado por las medidas de restricción impuestas por los gobiernos para controlar la expansión del Covid-19.
El coma al que se indujo la economía es en gran parte culpable de que el PIB de la zona euro cayera 11.8% entre abril y junio, un descenso sin precedentes, tras una contracción de 3.6% en el primer trimestre.
El caso de España fue peor con una contracción de 17.8%. De cara al futuro, si no se vuelve a cerrar la economía, la incertidumbre puede ser el gran rival de la recuperación.
“Es probable que el repunte de la incertidumbre macroeconómica haya contribuido de manera significativa a la disminución del PIB real de la zona del euro en el primer semestre de 2020. La mayoría de los indicadores de incertidumbre aumentaron de manera muy pronunciada durante este período (...) se estima que el aumento de la incertidumbre representó alrededor de una quinta parte de la caída de la actividad en el primer semestre de 2020, especialmente en el segundo trimestre, con un impacto relevante en la formación de capital fijo [inversión]”, destaca el BCE.
“De cara al futuro, es probable que la elevada incertidumbre persista durante algún tiempo y, por tanto, podría seguir frenando el crecimiento del PIB real de la zona del euro durante los próximos trimestres”, añade.
Desde Deutsche Bank destacan en sus últimas previsiones económicas, publicadas esta semana, que el rebote de la economía ha sido más fuerte de lo esperado tras el pico de la pandemia, pero la nube de incertidumbre sigue poniendo en peligro la economía.
“La pérdida de empleos e ingresos ha creado más incertidumbre y elevado las tasas de ahorro de los hogares por precaución, más aún en familias con ingresos bajos. Esto arrastra el gasto del consumidor”.