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A costa de la pretendida soberanía energética, México casi triplicó la compra de gas natural de Estados Unidos en el último año.
De acuerdo con los registros de la Secretaría de Energía (Sener), las importaciones del hidrocarburo fueron de 738 millones de pies cúbicos diarios en enero, 159% más que en el mismo mes del año pasado, cuando se adquirieron 285 millones.
El energético estadounidense es utilizado por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y los productores independientes para generar, mediante la operación de plantas de ciclo combinado, el mayor volumen de electricidad que los hogares y negocios demandan en el país.
Esto vuelve a México más dependiente de la energía del extranjero, pero también ha traído ganancias para la compañía que dirige Manuel Bartlett Díaz, coincidieron especialistas consultados por EL UNIVERSAL.
La Unión Americana provee 63% de todo el gas natural que se consume en el territorio nacional, mientras que la dependencia fue de 28% hace un año y de 56% al empezar el sexenio de la autollamada Cuarta Transformación.
Esto se debe a que la producción de Petróleos Mexicanos (Pemex) es insuficiente para abastecer la demanda nacional por la falta de proyectos y recursos públicos bien ejercidos, expuso Víctor Ramírez, socio de la consultora P21Energía.
Añadió que la CFE tiene necesidades de generación energética y la única opción que le queda es traer gas del extranjero.
“La producción de Pemex no alcanza, pero lo interesante es que la apuesta del gobierno, que dice querer la soberanía, consiste en proyectos para incrementar la dependencia del gas de Estados Unidos”, añadió.
Las mayores importaciones también tienen que ver con la Unión Americana, que comenzó a producir un gran volumen de gas natural desde hace más de una década, especialmente en Texas, basado en la fracturación hidráulica o fracking.
Esto dio pie a que se convirtiera en una potencia en la extracción del hidrocarburo y trajo consigo una disminución en las cotizaciones internacionales, lo que volvió más rentable traer gas del país vecino.
Carlos Flores, experto en el sector energético, coincidió en que la CFE no tiene otra opción más que importar el combustible ante las condiciones y el bloqueo del fracking en México por motivos ideológicos y no técnicos.
“Independiente del costo, la CFE ha importado, importa y va a seguir importando gas. Una consecuencia inmediata es continuar sin la soberanía energética, un término que el presidente [Andrés Manuel López Obrador] ha usado mucho, pero que en la práctica no ha cambiado nada”, opinó Flores.
Desde su punto de vista, el abasto eléctrico del país va a continuar dependiendo de la importación de Estados Unidos, “pues la actual administración no hizo nada por cambiar esa situación”.
Unidos por siempre
El analista del sector energético por Caraiva y Asociados Ramsés Pech estimó que México seguirá dependiendo de la Unión Americana por varias décadas, a expensas de lo que pueda suceder con los precios del gas en ese país.
Gracias a las importaciones y los subsidios, la CFE reportó ganancias de 116 mil millones de pesos el año pasado, cuyos costos de operación se redujeron 31%, de acuerdo con el informe que envió a la Bolsa Mexicana de Valores.
“Los costos de ‘energéticos y otros combustibles’ disminuyeron su participación por la baja en los precios internacionales del gas natural [30%] respecto a 2022”, destacó la empresa productiva.
Señaló que los precios del gas se han estabilizado en los dos últimos años, lo que permite una mejor administración de la compañía.
Pech opinó que “no hay proyectos para que México sea soberano en materia de gas natural”.
La apuesta de la CFE por las plantas de ciclo combinado no sólo afectó la dependencia del hidrocarburo, sino que va en detrimento de la generación de energía eléctrica en el país, concluyó.