En las llamadas tiendas de la esquina se vive la realidad de México. Los encargados o dueños de esos negocios escuchan todos los días historias de enfermedad y resquebrajamiento del tejido social por falta de dinero, dijo Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec).

“Me fías”. “Aguántame, mi esposo perdió el trabajo”. “Mi hija se fue a trabajar y me dejó a sus hijos”. “Se divorció mi hija”. “No tengo dinero”. “No me han dado la pensión”. “Se quedó sin trabajo mi hijo”. Son sólo algunas de las frases que cada vez suenan con mayor frecuencia en las tiendas.

“Hablamos de un empobrecimiento del consumo. Las amas de casa buscan que rinda el dinero, en un entorno en que los productos están más caros, pero a ese problema se le suma el hecho de que tienen a familiares contagiados o muertos por Covid-19”, comentó.

“Esta crisis, a diferencia de otras, ha sido más dolorosa porque nos sorprendió a todos... Hay falta de dinero, salud, contagios de familias enteras y muerte”, añadió.

En su opinión, la factura que dejó la pandemia fue la inflación y la pobreza en que cayeron millones de hogares, pues la crisis económica desplomó los ingresos.

“La gente no tiene dinero para comprar lo más básico. Dejó de comer cárnicos y la proteína que está anclada a la población es el huevo. Al menos para seis de cada 10 casas, la proteína cárnica es prohibitiva”, explicó.

En el caso de los abarrotes, el empobrecimiento del consumo se focalizó en lácteos, pues la población sólo compra leche y se olvidó del yogurt. El atún se volvió producto estelar y se dejó de lado a los vegetales en lata.

Cuando hay productos de los que no se puede prescindir como el azúcar, arroz, frijol, lentejas o habas, las compras son a granel.

En aseo personal hay categorías castigadas porque la gente las dejó de comprar, como desodorante y productos para el cabello; ahora se centra en jabón y shampoo. En artículos de limpieza, los mexicanos se olvidan de las marcas y adquieren productos sueltos o a granel.

El presidente de la Anpec detectó que al inicio de 2022 hay varios problemas, pues la variante ómicron, que es más contagiosa, ha puesto a mucha población en cuarentena, por lo que la ausencia en el trabajo ha reducido todavía más sus ingresos.

A la cuesta de enero, hay que añadir que el gobierno decidió actualizar el IEPS y eso afecta el poder adquisitivo, a pesar de que se subió el salario mínimo a 172.87 pesos diarios.

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