El fundador de la empresa inmobiliaria china Evergrande, Hui Ka Yan, está en serios problemas.
El magnate de la construcción que alguna vez llegó a ser el hombre más rico de China y penetró en las más altas esferas del poder de la nación asiática, ahora está bajo vigilancia policial en un lugar desconocido por presuntos delitos financieros.
El multimillonario de 64 años -que está al frente de la empresa inmobiliaria más endeudada del mundo- llevaba varias semanas desaparecido.
Este jueves Evergrande publicó un comunicado en el que señala que Hui "ha sido sometido a medidas obligatorias de conformidad con la ley debido a sospechas de delitos ilegales", sin dar más detalles.
A medida que se agudiza la profunda crisis financiera de Evergrande, la cotización en bolsa de las acciones de la compañía permanece suspendida hasta nuevo aviso.
Evergrande, que alguna vez fue el promotor inmobiliario más valioso del mundo, está en el centro de una crisis inmobiliaria que amenaza a la segunda economía del mundo.
Con más de 300 mil millones de deuda, la empresa ha estado luchando por conseguir fondos para salir a flote.
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Hui, también conocido como Xu Jiayin, nació en un pueblo de la provincia de Henan en 1958.
Hijo de un leñador, perdió a su madre cuando tenía ocho meses y fue criado por su padre y su abuela, que vendía vinagre casero.
En un discurso de 2017, Hui contó que durante su infancia se alimentó principalmente de boniato (camote) y pan.
"En aquella época, mi mayor deseo era salir del campo, encontrar un trabajo y poder comer mejor", dijo el empresario.
En su juventud, Hui trabajó en una empresa de acero en el sur de China, en la que fue ascendiendo hasta convertirse en gerente general de la planta.
En 1992 dejó su trabajo y se mudó a Shenzhen -el pueblo de pescadores vecino a Hong Kong que acabó convirtiéndose en el "Silicon Valley chino"- a probar suerte como vendedor en un conglomerado de acero y poco a poco fue desarrollando su carrera en una empresa estatal.
Era el mismo año en que Deng Xiaoping (promotor de las reformas pro-mercado que le hicieron recibir el apodo de el "arquitecto de la China moderna") visitó Shenzhen, impulsando el espíritu emprendedor en la que sería la primera ciudad con una zona económica especial del país.
Fue así como en 1996 Hui fundó en Shenzhen Evergrande, una compañía dedicada a la construcción masiva de viviendas.
Tal fue el éxito de la inmobiliaria que en 2008 la firma salió a bolsa en Hong Kong y en 2017 el magnate inmobiliario se convirtió en el hombre más rico de China, según la revista Forbes.
En el camino, Hui amplió sus inversiones a otros sectores. Compró un equipo de fútbol (el Guangzhou Evergrande) e invirtió en vehículos eléctricos, agua embotellada, turismo y otras industrias.
El empresario no solo se hizo famoso en el país por su fortuna, sino también por llevar un estilo de vida ostentoso.
La prensa local lo caracteriza como el representante de una nueva generación de empresarios chinos que, a diferencia de sus antecesores, no tenía problema en mostrar su riqueza.
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Hui ha sido miembro del Partido Comunista de China durante más de tres décadas y no ha perdido oportunidades para expresar su lealtad política.
"Sin la reforma y la apertura del país, Evergrande no sería lo que es hoy", dijo el empresario hace unos años en un discurso recogido por la Agencia France-Presse.
"Todo lo de Evergrande viene dado por el Partido, el Estado y la sociedad", agregó.
En 2008, fue elegido para participar en la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh ), un grupo de élite compuesto por funcionarios gubernamentales y los representantes más importantes del mundo empresarial.
Miembro del comité permanente de élite de 300 miembros de la CCPPCh desde 2013, Hui cultivó una cercana relación con el gobierno, un vínculo clave que le habría permitido ascender en medio del boom inmobiliario que vivió China.
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Fundada en 1996, Evergrande impulsó su crecimiento a través de un gran endeudamiento. No en vano a Hui lo llamaban el “rey de las deudas”.
Cuando la empresa incumplió sus compromisos comerciales en 2021, provocó gran conmoción en los mercados financieros mundiales, ya que el sector inmobiliario representa casi una cuarta parte de la economía de China.
Rápidamente se transformó en un ícono de la profunda crisis crisis inmobiliaria que amenaza a la economía china.
Con una gigantesca deuda sobre su espalda, la empresa ha estado tratando de recaudar efectivo a través de la venta de activos y acciones para pagar a proveedores y acreedores.
Aunque les debe dinero a prestamistas fuera del país, la mayor parte de la deuda de Evergrande está en manos de ciudadanos comunes chinos, muchos de los cuales han invertido en casas que no han sido terminadas.
La empresa está siendo administrada por un "comité de gestión de riesgos" dominado por funcionarios estatales que intentan evitar un colapso total a través de un plan de reestructuración.
Si este fracasa y Evergrande es incapaz de llegar a un nuevo acuerdo con sus acreedores, podría enfrentarse al fin de todas sus operaciones.
Por ahora, el control policial bajo el que se encuentra Hui, quien sigue siendo presidente de Evergrande, no ha hecho sino alimentar los temores de que la reestructuración de la firma no funcione y su desaparición termine siendo inevitable.
mcc