Madrid.— En un escenario marcado por la incertidumbre, las grandes empresas españolas con intereses en México se hallan cada vez más preocupadas por la deriva del presidente Andrés Manuel López Obrador y su empeño por rediseñar el mapa de las inversiones foráneas para acabar con el favoritismo de anteriores gobiernos.
Los continuos ataques del Mandatario a energéticas y constructoras ibéricas por su modus operandi enfrían los ánimos inversionistas y aplazan indefinidamente los proyectos de expansión de las multinacionales asentadas en el país.
La mayoría de las grandes compañías españolas están minimizando su exposición a los riesgos debido al cambio de reglas promovido por López Obrador, lo que está provocando un congelamiento de los planes de expansión y desalentando nuevas inversiones, señalan a EL UNIVERSAL fuentes del sector energético español.
Se puede entender el interés por proteger determinados sectores de la economía mexicana, dicen, pero lo que no es aceptable para ningún inversionista extranjero es el cambio de las reglas del juego con tanta animadversión política.
Indican que también se desalienta el fair play, lo que perjudica la igualdad de condiciones y la competencia en el mercado, ya que este tipo de intervenciones hacen que las reglas desaparezcan y que la inversión extranjera se retraiga por completo, porque los inversores no saben a qué atenerse.
Las fuertes críticas lanzadas contra energéticas y constructoras, como Iberdrola, Repsol y OHL, sobre todo por anomalías en la obtención de contratos, y la nueva política de inversiones del gobierno federal también influyen negativamente en la percepción de la clase empresarial española en general.
Sin embargo, la disconformidad es evidente, como lo atestigua la carta remitida a las autoridades por las Cámaras Europeas de Comercio e Industria con presencia en México el pasado 21 de mayo.
“Los empresarios europeos han registrado con asombro la decisión que tomó el gobierno mexicano de frenar el aprovechamiento de las energías renovables en el país.
“Cambiar las reglas del sector energético sin seguir el canal institucional marcado por la ley causa un grave daño a la confianza de los inversionistas, no sólo en el sector de las energías renovables, sino de forma transversal en los demás sectores”, subraya el documento.
López Obrador calificó a Iberdrola de monopólica y dominante en el mercado, y sugirió que la energética utilizó el tráfico de influencias para obtener jugosos contratos. En respuesta, la multinacional envió una carta conciliatoria solicitando una entrevista, luego de reiterar su voluntad de seguir invirtiendo en el país.
En 2019, la firma se comprometió a invertir otros 5 mil millones de dólares en el país.
Las compañías afectadas por el giro del Presidente descartan acudir a instancias internacionales para resolver el conflicto que pone en jaque sus inversiones, lo que abriría las puertas a un proceso judicial largo y complejo.
Prefieren capear el temporal y evitar males mayores, mientras optan por la negociación y reiteran su vocación de permanencia. Todo ello, a la espera de que las aguas vuelvan a su cauce, aunque dudan que se produzcan cambios significativos en la actual gestión.