La inversión física, uno de los principales motores de la demanda y el crecimiento económico del país, reportó una caída anual acumulada de 18.2% en 2020 a causa de la pandemia y significó su mayor contracción desde 1995, de acuerdo con datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Ante esta debilidad prolongada, el peso de la inversión al interior de la demanda ha disminuido progresivamente desde el equivalente a 15.0% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2016, a 12.9% en 2020.

La cifra luce baja al compararla con otros socios comerciales, pues en Estados Unidos y Canadá ascendió a más de 20% de su PIB, comentó Daniel Arias, analista económico de Monex.

Al interior, la inversión pública cayó 7.5%, añadiendo 11 años consecutivos de disminuciones. Mientras tanto, el componente privado cayó 19.8%, resultando el sector más impactado al momento del confinamiento.

Por su parte, el consumo privado, otro componente importante de la demanda nacional, registró una caída de 10.4%, es decir, la peor disminución de la que se tenga registro, también a consecuencia de la crisis generada por la pandemia.

Por el contrario, el consumo del gobierno tuvo un incremento anual acumulado de 2.3%, ayudado por un efecto de base menos retador, pero también por el gasto adicional en salud y otros programas sociales, los cuales podrían tener mayor valor agregado. En tanto, el valor de las exportaciones reportó una disminución de 7.3%, su peor caída desde 2009.

Todo lo anterior tuvo como consecuencia una contracción de 10.0% de la demanda y, por tanto, de la oferta global de bienes y servicios en el país durante el año pasado, cifra superior a la contracción de 8.2% del PIB, lo que sugiere que las barreras para la recuperación en 2021 serán importantes.

Inversión física se desplomó 18.2% en 2020 por pandemia
Inversión física se desplomó 18.2% en 2020 por pandemia

Dinámica trimestral

En el cuarto trimestre del año pasado, la demanda y oferta global de bienes y servicios continuó su recuperación, pero a una tasa más moderada, con un crecimiento de 4.8% respecto al trimestre inmediato anterior, inferior al 13.4% alcanzado entre julio y septiembre.

Los primeros meses del periodo se caracterizaron por esfuerzos para extender la reapertura de la economía, con una desaceleración hacia el final, conforme las condiciones epidemiológicas se complicaron.

El consumo privado ascendió 5.3% en el último trimestre del año pasado, la formación bruta de capital fijo subió 2.9% y las exportaciones de bienes y servicios se elevaron 1.6%, mientras que el consumo de gobierno se redujo 0.2%, con base en cifras ajustadas por estacionalidad.

Por su parte, al interior de la oferta global, el PIB aumentó 3.3% en el cuarto trimestre del año pasado frente al periodo previo, mientras que las importaciones de bienes y servicios se incrementaron 9.2% en términos reales en el mismo lapso.

“Las cifras reflejan a una economía que atraviesa por fuertes transformaciones que afectarán la trayectoria del crecimiento futuro. En particular, resalta el desvanecimiento de la inversión como motor de crecimiento, pues incluso está cerca de ser desplazada por el gasto de gobierno al interior de la demanda”, advirtió Daniel Arias, de Monex.

En general, agregó, “reluce la figura de una economía con una clara vocación exportadora, por lo que el estado de la relación comercial entre México y Estados Unidos, así como las variables relacionadas con el tipo de cambio y al estado de la industria norteamericana serán fundamentales para determinar los resultados de 2021”.

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