El impacto de la crisis económica por el Covid-19 provocará una caída de los flujos de inversión extranjera directa (IED) de 40% en todo el mundo, en tanto que México sufrirá por una menor captación de capital en los sectores automotriz y de energías limpias, prevé la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD).

La recuperación de las inversiones foráneas se espera hasta 2022, ya que para el próximo año todavía se espera una caída de la IED de entre 5% y 10%, arroja el Reporte Mundial de Inversiones 2020.

En los países de América Latina, -siendo México y Brasil los que captan más capital foráneo- se espera que las inversiones disminuyan a la mitad de los 164 mil millones de dólares que se recibieron en 2019.

En el caso de México, en 2019 se mantuvo entre los 20 países más atractivos para recibir inversiones, aunque se registró una reducción en los flujos de 35 mil a 33 mil millones de dólares, es decir una baja de 5%, sobre todo en proyectos del sector automotriz y de generación eléctrica, dijo la UNCTAD.

Para 2020 se anticipa una “contracción severa” en la industria automotriz, al igual que en los proyectos de energía renovable y de sustentabilidad. “México y Brasil reportaron en el primer trimestre del año una reducción en los flujos de inversión de la industria automotriz de 48% y 64%, respectivamente”, dijo el organismo.

Además, llegaron a la región nuevos proyectos de manufactura en equipos y productos médicos, un sector que encabezan República Dominicana y México, gracias a que empresas multinacionales que ya operaban en ambos países expandieron su producción.

En 2019, la lista de los 20 países que recibieron más inversiones tuvo en primera posición a Estados Unidos, con 246 mil millones de dólares; China, con 141 mil millones, y Singapur, con 92 mil millones.

En 2019 los flujos de inversión extranjera directa totalizaron un billón 540 mil millones de dólares, aunque para este año se anticipa que caigan por debajo de un billón de dólares, es decir 40% menos, lo que superará la contracción registrada durante la crisis de 2009, cuando el total fue de un billón 200 mil millones.

Sin embargo, las proyecciones son “altamente inciertas”, dijo la UNCTAD, porque dependerán de la duración de la crisis global y de la efectividad de las políticas de intervención que hagan los gobiernos para mitigar los efectos económicos de la pandemia.

Los riesgos geopolíticos y riesgos financieros continúan, dijo, así como “las tensiones comerciales que generan incertidumbre”.

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