La inversión física en México creció 18.8% en el primer semestre del año, la tasa anual más alta para dicho periodo desde que inició su registro en 1993, revelan los datos publicados ayer por el Inegi.
El impulso proviene del efecto del proceso de relocalización de las empresas (nearshoring) sobre los espacios industriales y del gasto gubernamental en proyectos de infraestructura, estimaron especialistas de Banorte.
El dinamismo de la Inversión Fija Bruta en los primeros seis meses del año provino principalmente del gasto en construcción, el cual reportó un alza anual acumulada de 17.9%. La edificación residencial observó una contracción de 1.9%, pero la no residencial repuntó 38.3%, la tasa más alta en 29 años, desde el primer semestre de 1994, cuando se ubicó en 41.3%.
“El comportamiento ha venido favorecido por el incremento en el gasto de construcción para culminar con los proyectos prioritarios de la administración federal y por las facilidades que la apreciación del tipo de cambio brinda a las empresas que adquieren equipo del extranjero”, comentó Daniel Arias, analista económico de Monex.
La inversión en maquinaria y equipo reportó un aumento de 19.9% en el primer semestre respecto al mismo periodo del año anterior. Y mientras la adquisición de estos bienes nacionales registró un alza de 12.3%, la de los importados repuntó 25.5% en dicho periodo.
Además de la inversión, el consumo privado en el mercado interno, el otro motor de la actividad económica del país, reportó un alza anual de 4.6% en el primer semestre de 2023. Pese a que la tasa fue inferior a la de 7.3% reportada un año antes, logró mantener un buen ritmo.
Este resultado estuvo favorecido por factores como el mayor dinamismo económico, el repunte en la creación de empleos, la fortaleza del tipo de cambio y una moderación adicional en presiones en precios, explicaron expertos de Banorte.
Al interior, los bienes importados crecieron 18.5% en el primer semestre, destacando los duraderos, a tasa de 20.8%. En el frente doméstico la adquisición de productos se estancó, con una baja marginal de 0.1%; por el contrario, los servicios aumentaron 5.3%. Aunque los analistas estiman una desaceleración en el ritmo de la actividad en la segunda mitad del año, el dinamismo de la inversión y el consumo privado probablemente prevalecerá, lo que será clave para que la economía del país crezca alrededor de 3% en todo 2023.
En el caso de la inversión, destacan dos proyectos del sector público que, en opinión de los especialistas de Banorte, continuarán apoyando su crecimiento: el Tren Maya y obras satélite, como son seis hoteles, dos parques, talleres de mantenimiento, y en segundo lugar el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT).
Sobre el consumo, prevén un crecimiento ligeramente por debajo de lo observado en la primera mitad del año, manteniendo cierta cautela sobre las renovadas presiones inflacionarias en alimentos y energéticos. No obstante, consideran que la fortaleza en el mercado laboral seguirá impulsando al sector.