Ante la posibilidad de que Donald Trump consiga llegar a la presidencia de Estados Unidos por segunda vez, algunas de empresas automotrices, sobre todo chinas, podrían retrasarse hasta después de 2026, señalaron analistas.

La Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) comentó a EL UNIVERSAL que las declaraciones de Trump sobre imponer aranceles a los autos chinos “no afecta a las empresas automotrices representadas en AMIA”.

Sin embargo, “las medidas anunciadas, en su caso, podrían afectar eventualmente a un universo de empresas que hoy no tienen inversiones de producción en México”, indicó.

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Grafica de inversión automotriz
Grafica de inversión automotriz

Es decir, a las automotrices chinas como BYD, Great Wall Motors y Chirey, que el año pasado anunciaron su intención de instalar plantas de producción en el país.

Eric Ramírez, gerente para Latam de Urban Science, considera que no habrá anuncios de plantas nuevas en el país hasta después de 2026, cuando haya claridad sobre cómo quedará la regla de origen para la fabricación de vehículos en Norteamérica, y se sepa si las automotrices chinas van a poder exportar a Estados Unidos o no.

En tanto, las marcas chinas pueden seguir exportando vehículos al mercado mexicano.

Efecto Tesla

La semana pasada, Tesla decidió suspender la inversión por 5 mil millones de dólares para construir una “Gigafactory” en Nuevo León hasta no saber quién ganará la presidencia de Estados Unidos.

Juan Francisco Torres Landa, socio Mercantil y Financiero del bufete Hogan Lovells, dijo que algunas automotrices chinas podrían invertir en el país, sin importar lo que digan en Estados Unidos, para abordar el mercado local y al latinoamericano desde aquí, pero a largo plazo les interesa cumplir con las reglas de origen del T-MEC para fabricar producto en México que califique como norteamericano.

“De dos años para acá, han llegado muchas marcas chinas de autos porque el mercado mexicano es atractivo, pero es que consideran que es un trampolín oportuno para ir al mercado estadounidense.

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“Si no pueden llegar desde China, sí pueden llegar desde México, utilizando los beneficios del tratado y cumpliendo las reglas”, dijo.

Por lo tanto, es posible que las armadoras chinas esperen a que acabe la revisión del T-MEC para ver cómo queda la regla de origen.

“Hay que ver si la revisión del T-MEC no nos lleva a situaciones bizarras y si será benéfico para las empresas de componentes. En un entorno donde le quieran cerrar el comercio a las empresas chinas en Estados Unidos, las empresas de proveeduría instaladas en Norteamérica tendrán que esperar a ver si no hay una cuestión donde haya autopartes más beneficiadas y si difícilmente una planta terminal pueda tener acceso al mercado estadounidense”, agregó Armando Soto, director general de la consultora Kaso y Asociados.

Ayer, la secretaria de Economía, Raquel Buenrostro, dijo que las automotrices más populares tienen mayor fabricación en México, como Stellantis, Ford y General Motors.

Asimismo, minimizó el riesgo de problemas para revisar el T-MEC si Donald Trump gana la presidencia de Estados Unidos.

No obstante, Torres Landa recordó que, en 2017, Trump intervino para que Ford cancelara una planta en San Luis Potosí, lo que demuestra que es capaz de tomar decisiones que son rentables políticamente, aunque económicamente no sean razonables.

Guillermo Rosales, presidente de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), dijo que en este momento no existe ninguna planta de origen chino que tenga producción o posibilidades de producción para cumplir con el T-MEC y exportar a Estados Unidos.

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“Lo que sí está vigente es un proceso de revisión en los términos del tratado para 2026.

“Amenazar con imponer aranceles fuera del tratado a los vehículos manufacturados en México que cumplen con la regla de origen, en la práctica representa la cancelación del tratado”, afirmó Rosales.

Mercado en desarrollo

Manuel Montoya, director del Cluster Automotriz de Nuevo León, dijo que el desempeño del mercado de vehículos eléctricos juega un papel decisivo en la decisión de Tesla y de cualquier otra armadora.

“La electromovilidad va a un ritmo diferente en cada región. En la medida en que haya más clientes, las empresas invertirán más.

“En Europa se están vendiendo más eléctricos porque hay incentivos, en Norteamérica va más lento. En Estados Unidos, no sólo Tesla está siendo más prudente sino todas están decidiendo conforme marca el paso el mercado”, explicó.

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