La inflación sigue imparable en México, impulsada por la carestía en los alimentos y afectando principalmente a los hogares más pobres del país, los cuales destinan casi la mitad de su gasto a la adquisición de estos productos, alertaron especialistas.
El mes pasado, la inflación general anual se ubicó en 8.15%, manteniéndose como la tasa más elevada desde diciembre de 2000. Por su parte, los precios de los alimentos aumentaron 13.94%, la cifra más elevada desde agosto de 1999, de acuerdo con datos del Inegi.
Este repunte de la inflación alimentaria impacta a los hogares más pobres del país que destinan en promedio 48.3% de su gasto a la adquisición de comida, según los resultados de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares 2020.
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El alza en el precio de alimentos es cada vez más preocupante por la incidencia que tiene en la inflación. Su peso en julio fue de 3.85 puntos en la tasa de 8.15% de inflación general, acercándose peligrosamente a ser la mitad del componente, explicó Sofía Ramírez, directora general de México, ¿cómo vamos? (MCV).
Sin embargo, hay otros dos componentes, como son la inflación en restaurantes y hoteles, así como en transporte, cuyo peso ha aumentado, de manera que el alza en precios empieza a afectar a mucho más rubros de la economía familiar.
Ante esta problemática, el pasado 4 de mayo el gobierno federal anunció el Paquete contra la Inflación y la Carestía (Pacic), el cual prevé medidas de producción, distribución, comercio exterior, entre otras, orientadas a contener el incremento de precios en una canasta de productos de primera necesidad.
Pese a ello, 19 de los 24 bienes que integran dicha canasta reportaron incrementos en sus precios a tres meses de la puesta en marcha de la estrategia.
En opinión de Ramírez, el Pacic tiene varias omisiones, pero una de las más importantes es atender a las familias más vulnerables, ya que las autoridades no se han preocupado por mejorar el padrón de beneficiarios de programas sociales, favoreciendo a segmentos de la población que no los necesitan.
“Es un crimen de Estado, porque están descobijando a las familias que están en una situación más vulnerable, a generaciones de niños que vienen detrás, y se está pensando en el gasto público con una lógica meramente electoral”, lamentó.
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Brecha por nivel de ingreso
Desde agosto de 2021 no sólo se ha observado un aumento en tasas de inflación, sino también se ha ampliado la brecha de estos incrementos entre hogares de bajos y altos ingresos, reveló un análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
El impacto es aún mayor en hogares de bajos ingresos, que reciben recursos por alrededor de 3 mil pesos al mes, pero vieron un incremento de 10.26% en el gasto necesario para adquirir la canasta de consumo. Esa tasa es mayor en más de dos puntos porcentuales a la del decil 10 de la población, donde se ubican las familias de mayores recursos, que es de 8.05%, advierte.
Dado que la inflación actual es más pronunciada en bienes alimenticios y agropecuarios, estos incrementos afectan más a quienes asignan una mayor proporción del gasto a esos productos, es decir los hogares con menos recursos, destaca el IMCO.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), informó que, en el primer trimestre de este año, 38.8% de la población contaba con un ingreso inferior al costo de la canasta alimentaria, es decir que estaba en pobreza laboral. Sin embargo, con el alza de los precios de los alimentos, es probable que el porcentaje de la población en esa condición se haya incrementado.
Ante un alza de los precios no visto en los últimos 20 años es muy probable que el reporte de pobreza laboral también vaya a incrementarse, dado que el aumento de los salarios no se refleja con la misma rapidez con la que avanza la inflación, consideró Héctor Magaña, coordinador del Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tec de Monterrey.
“Es una situación complicada debido a que las familias de bajos ingresos van a tener que dedicar una porción mayor de su salario para comprar alimentos, limitando la adquisición de otros productos que también son importantes para la subsistencia, como medicamentos, ropa e incluso transporte”, agregó.
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