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Entre los principales problemas que enfrentan los productores del campo mexicano destacan los altos costos de insumos y servicios, según 82.0% de los agricultores encuestados en el Censo Agropecuario 2022 del Inegi.
Le siguieron los factores climáticos, con 64.5%; baja de precios o disminución de ventas a causa de la pandemia, con 37.2%; factores biológicos, 37%; pérdida de fertilidad del suelo, 27.6%; y la inseguridad, 21.0%.
En materia de inseguridad, entre las entidades que reportaron las mayores tasas de afectación en la producción agropecuaria se encuentran la Ciudad de México, con 53.5%; Tlaxcala, 49.7%; Tabasco, 47.5%; Aguascalientes, 44.6%; Baja California, 34.5%; y el Estado de México, 34.1%.
Luego de 15 años en que no se había llevado a cabo el Censo Agropecuario debido, principalmente, a la falta de presupuesto para su realización, este miércoles se presentaron sus primeros resultados que comprenden el año agrícola entre octubre de 2021 y septiembre de 2022.
La producción agropecuaria está distribuida en poco más de 5 millones de unidades de producción, cuya extensión alcanza los 32.1 millones de hectáreas, lo que sería el equivalente a cuatro veces la superficie de Panamá o dos veces y media el tamaño de Grecia, dio a conocer Graciela Márquez, presidenta del Inegi.
Dijo que las unidades de producción conforman un amplio mosaico compuesto en su mayoría por micro, pequeños y medianos productores.
El Censo Agropecuario 2022 señala que la mano de obra ocupada en actividades agropecuarias alcanzó los 27.5 millones de personas, de los cuales 22.8 millones fueron hombres.
Estas cifras incluyen los 16.1 millones de puestos de trabajo generados para las y los jornaleros agrícolas empleados en las distintas faenas del campo y que, en su mayoría, se encuentran laborando de manera informal sin las prestaciones de ley.
De las 32.1 millones de hectáreas, 26 millones corresponden a unidades de producción agropecuaria activa, de las cuales 20.5 millones se encontraban sembradas, mientras que el resto se encontraban en descanso, explicó Arturo Blancas, director general de Estadísticas Económicas.
“Si esto lo comparamos con otras superficies resulta interesante que es un poquito más de 10% del territorio nacional, es decir, 10% de la superficie sembrada le da de comer, sin contar las importaciones, a toda la población mexicana”, destacó.
Comparado con otros países, existe quienes tienen más actividad en superficie de producción agropecuaria, como son los casos de Argentina con una tasa de 12%, países de Europa con alrededor de 30% y Estados Unidos con 17%, agregó Arturo Blancas.
Entre las entidades que tienen mayor proporción de superficie agrícola activa se encuentran Veracruz, Jalisco, Chihuahua, Chiapas, Tamaulipas, Zacatecas y Michoacán; y entre las que tienen menos están Querétaro, Colima, Baja California, Aguascalientes y la Ciudad de México, que es una zona más urbana.
Comparando la superficie promedio por unidad de producción, en 2007 esta relación era de 7.7 hectáreas por unidad y ahora, aunque son más unidades, es menor la superficie de uso agrícola, con un tamaño promedio de 5.9 hectáreas, lo que demuestra una atomización importante en el campo, destacó Blancas.
Sin embargo, aclaró que esto no sucede de igual manera en todo el territorio nacional. Por ejemplo, en Ciudad de México, Estado de México, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Morelos y Oaxaca, 80% de sus unidades de producción cuentan con menos de 5 hectáreas, en tanto que en Tamaulipas, Zacatecas, Sinaloa, Baja California, Nuevo León y Sonora, más de 60% de las unidades tienen más de 5 hectáreas.
“El campo mexicano es fuente de seguridad alimentaria, riqueza y puestos de trabajo, pero también es depositario de identidades, tradiciones y expresiones artísticas”, destacó Márquez.