Mantener incrementos al salario mínimo general de hasta 22%, como los observados en los últimos cuatro años, será más difícil en 2023 en medio de una alta inflación y bajo crecimiento económico en el país, advierten representantes empresariales, sindicales y especialistas.
El objetivo es que el salario mínimo llegue a la medida de bienestar familiar, es decir que dos salarios mínimos alcancen para que cuatro personas tengan acceso a la canasta mínima alimentaria y la no alimentaria.
Sin embargo, esto deberá ser gradual debido a las difíciles condiciones económicas por las que atraviesa el país, explicó el presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), José Medina Mora en entrevista con EL UNIVERSAL.
Lo que se busca evitar es que un aumento en los salarios mínimos genere una reversión en el poder adquisitivo del salario de los trabajadores, dijo. “Estamos haciendo un análisis a profundidad de cuál debe de ser el aumento al salario mínimo para que no tenga ese efecto negativo”, advirtió.
Una buena negociación para subir los mínimos generales podría considerar el incremento estimado de la inflación al cierre del presente año, de 8.5%, para resarcir la pérdida del poder adquisitivo, más seis puntos porcentuales, lo que implicaría un alza de 14.5%, agregó.
Desde el punto de vista de los sindicatos, no sólo se busca que el aumento a los mínimos supere la inflación actual, sino también recuperar la pérdida del poder adquisitivo que hubo en 40 años, desde 1976, expresó José Luis Carazo, vocero de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) e integrante del Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami).
“Hemos ido avanzando. En 2016 teníamos un salario general de 73.04 pesos diarios y hoy es de 172.87 pesos. Esto no nos deja satisfechos: tendremos que avanzar, y uno de los parámetros que queremos alcanzar es el costo de la canasta del bienestar familiar”, agregó.
Actualmente, el costo de la canasta de bienestar familiar es de poco más de 277.22 pesos diarios u 8 mil 317 pesos mensuales, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Carazo coincidió con Medina Mora en que el proceso para llegar a esa meta debe ser gradual, aunque estimó que “no estamos tan lejanos de esa cifra, porque ya vamos en 172 pesos y el jalón que se le dé nos va a dar una posibilidad de acercarnos a 6 mil pesos mensuales”, comentó Carazo.
Tomando en cuenta su estimación, se podría deducir que ese “jalón” implicaría un alza al salario mínimo de alrededor de 15%. Sin embargo, declinó comentar sobre el porcentaje de incremento, ya que sería especular, debido a que todavía no hay un acuerdo entre las 22 organizaciones que representan a los trabajadores en la Conasami.
Se espera que la Conasami anuncie la decisión sobre el incremento entre finales de noviembre y el 15 de diciembre.
Desde el año pasado es claro que la economía no tiene capacidad, sobre todo en el caso de micro y pequeñas empresas, de mantener un esquema de alto incremento al salario mínimo sin que repercuta en los precios, advirtió José Luis de la Cruz, presidente de la Comisión de Estudios Económicos de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin).
“Mientras se mantenga una alta inflación y, sobre todo, costos de producción elevados, mantener incrementos elevados en el salario mínimo, por ejemplo, de 20%, va a implicar que la inflación disminuya el año que entra a un ritmo más moderado del que se estima”, agregó.
En su opinión, un rango de entre 10% y 15% de aumento es algo alcanzable, “positivo, porque está arriba de la inflación, y permitiría mantener la recuperación del salario mínimo. En ese rango, si bien generaría alguna presión inflacionaria, sería manejable”.
“El incremento deberá tomar en cuenta la alta carestía y el bajo crecimiento del país para que la decisión sea justa para los trabajadores”, advirtió Héctor Magaña, coordinador del Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN).
En su caso, un incremento a los salarios mínimos de 10% podría ser adecuado y no provocaría distorsiones al mercado laboral, señaló.
A su vez, Rogelio Gómez Hermosillo, coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, propone un incremento de 10% más 100 pesos diarios, lo que implicaría un alza anual al salario mínimo de 67.8%, con lo que se alcanzaría de una vez por todas la meta de que el salario mínimo cubra el costo de la canasta de bienestar familiar.
El especialista dijo que los incrementos graduales reportados en los últimos años han sido insuficientes para llegar a la meta, por lo que es necesario llevarlo a cabo para 2023, antes de que concluya el sexenio, pues en 2024 va a ser mucho más difícil, en medio del proceso por la sucesión presidencial.
Es posible que las empresas asuman el incremento debido a que su costo sería relativamente marginal y con un impacto mínimo en la inflación, como se ha visto en años anteriores.
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