El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) reconoció que la inflación general en América Latina y el Caribe (ALyC) comenzó a descender, pero advirtió que tendrá efectos sobre la pobreza y desigualdad.
“La buena noticia es que parece que la mayoría de los países ya vieron su pico y la inflación ya está bajando”, dijo la economista del departamento de Investigación del BID, Victoria Nuguer.
Durante su participación en el primer Coloquio Internacional “La Humanidad Amenazada ¿Quién se hace cargo del futuro?” organizado por la UNAM, destacó que la inflación está empezando a bajar en Latinoamérica.
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Lo anterior da cierta tranquilidad, porque están regresando a converger a la meta de inflación, expresó.
Sin embargo, advirtió que, de sostenerse en niveles elevados por mucho tiempo, puede haber un desanclaje de las expectativas de inflación, dificultando el trabajo de los bancos centrales en términos de la eficacia y eficiencia de la política monetaria.
Mencionó como riesgos las condiciones en China, la guerra en Ucrania y lo que pase con las condiciones financieras globales.
Hizo ver que este fenómeno de aumento de precios al consumidor afecta a los más pobres, por eso consideró importante estar al pendiente de cómo se comporta el índice de los alimentos ya que representan el mayor gasto en la canasta de consumo de los hogares más desprotegidos.
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“Que hayamos visto un aumento de 33% en el índice de alimentos al inicio de la pandemia, nos da la señal de que los índices de desigualdad y pobreza van a seguir empeorando en el mediano plazo”, advirtió.
Refirió que durante el 2022, la subida de precios en alimentos fue 5 puntos porcentuales más alta que la inflación general, números que son mal vistos porque dijo “nos hace pensar en el diseño de políticas y relevancia del control de la inflación para no exacerbar estas tendencias crecientes en los índices de pobreza y desigualdad”.
“La inflación de alimentos empeora los índices de desnutrición y la inseguridad alimentaria que la región ya venía experimentando antes de la pandemia”, ponderó.
La argentina que fue economista investigadora en el Banco de México, expuso lo que pasaría si todos los países de ALyC tuvieran un shock de inflación en alimentos del 20%, es decir, similar al que se observó el año pasado.
Resultaría, estimó, en que la pobreza aumentaría en 2.3 puntos y la pobreza extrema en 2.5 puntos porcentuales en la región, equivalentes a 3 millones de personas que entrarían en esas condiciones.
“Estos números son alarmantes, que nos hacen poner en la prioridad el control de la inflación y ayudar a disminuir los efectos sobre los más vulnerables”, conminó.
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