Bruselas.- La tasa de inflación interanual en la eurozona aumentó en mayo dos décimas, hasta 2.6%, empujada por el encarecimiento de los servicios y la energía, justo cuando el Banco Central Europeo se prepara para recortar los tipos de interés probablemente la próxima semana.
La estimación publicada este viernes por Eurostat refleja además que también subió dos décimas, hasta 2.9%, la inflación subyacente, que excluye los precios de energía y alimentos frescos por ser más volátiles y sirve de referencia a Fráncfort para decidir sobre su política monetaria.
El aumento de la tasa se explica por el encarecimiento de los servicios, que registraron una inflación de 4.1% frente a 3.7% del mes anterior, así como por la subida de precios de la energía, que en mayo crecieron 0.3% poniendo fin a varios meses consecutivos de caídas (en abril fue de 0.6%).
La inflación se moderó en el caso de los alimentos, alcohol y tabaco, a 2.6% en comparación con 2.8% de abril, así como en los bienes industriales no energéticos, cuya tasa fue de 0.8%, una décima menos que el mes previo.
La tasa de inflación en la zona del euro ya había frenado en abril su descenso, al permanecer en 2.4%, igual a marzo, tras haber encadenado bajadas consecutivas desde el inicio del año, pero la inflación subyacente había mantenido la tendencia a la baja hasta el repunte de este mes.
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Entre los socios del euro, España registró una de las mayores tasas de inflación, de 3.8% según el índice armonizado que utiliza Eurostat (frente a 3.4% en abril), solo superada por Bélgica (4.9%), Croacia (4.3%) y Portugal (3.9%).
También se situaron por encima de la media Austria (3.3%), Luxemburgo (3.2%) Estonia (3.1%), Chipre (3%), Alemania (2.8%), Francia, Países Bajos y Eslovaquia (2.7% todas).
Por debajo estuvieron las tasas en Eslovenia (2.5%), Grecia y Malta (2.3%), Irlanda (1.9%), Italia y Lituania (0.8%), Finlandia (0.5%) y Letonia (0.2%).
El incremento de la inflación llega en vísperas de la reunión el 6 de junio del consejo de gobierno del BCE, que ha anticipado un recorte de los tipos de interés en ese encuentro tras haber aplicado desde 2022 una histórica subida para contener la escalada de precios.
La institución puso freno a las subidas el pasado septiembre y desde entonces ha mantenido el tipo de referencia en 4.5% pese a que el descenso de la inflación en los últimos meses ha aumentado la presión para reducirlos.
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El BCE ha justificado la espera en que necesita más datos que confirmen que la tasa convergerá hacia su objetivo de 2% y, en particular, sobre la evolución de los salarios. Y ha advertido que, aun cuando aplique una primera bajada en junio, la senda de recortes no tiene por qué continuar en los meses siguientes.
Si bien el recorte la semana que viene se da por descontado, el repunte de la inflación en mayo podría alejar la perspectiva de futuras bajadas por parte de Fráncfort, que siempre ha insistido en que decidirá en base a los datos que vaya recibiendo.
"Con respecto al futuro, teniendo en cuenta el nivel de incertidumbre que tenemos en el escenario económico, creo que hemos sido muy claros con que debemos continuar dependiendo de los datos reunión tras reunión. Es muy difícil dar una orientación hacia el futuro, pero en junio tenemos ideas muy claras sobre lo que tenemos que hacer", decía en abril su vicepresidente, Luis de Guindos.
Si decide dar el paso, el BCE sería el primer gran banco central en aplicar una bajada de los tipos de interés, ya que el repunte de la inflación en Estados Unidos ha llevado a la Reserva Federal a anticipar que su próxima decisión será, probablemente, dejarlos dónde están.
mcc