La inflación en Estados Unidos tocó su menor registro en más de un año, lo que indica que lo peor de los aumentos de precios puede haber pasado.

El Departamento del Trabajo de ese país informó que la inflación fue de 6.5% en diciembre, acumulando seis meses a la baja y la menor tasa desde octubre de 2021, cuando llegó a 6.2%.

El resultado se explica principalmente por una caída en precios de la gasolina, que compensó incrementos en las viviendas, explicó Janneth Quiroz, subdirectora de análisis de Monex.

Desde su punto de vista, las cifras apoyan la idea de que la inflación alcanzó un máximo de 9.1% en junio.

“La diferencia entre la inflación de Estados Unidos y México volvió a ampliarse en diciembre, sumando cinco meses en los que la del primero fue menor a la del segundo, cuya inflación fue de 7.8%”, destacó Quiroz.

La carestía pierde fuerza en un momento en el que se observa de cerca si las alzas de las tasas de interés de la Reserva Federal (Fed) tienen efecto en la contención de los precios.

Los datos son una señal de que la peor racha de la carestía en cuatro décadas está disminuyendo gradualmente. Aun así, la Fed no espera que la inflación se ralentice lo suficiente como para acercarse a su objetivo de 2% hasta bien entrado 2024.

Se espera que el banco central suba su tipo de referencia un cuarto de punto en su próxima reunión a fines de este mes.

Aunque se ralentice gradualmente, la inflación es una realidad dolorosa para muchos estadounidenses, sobre todo porque productos de primera necesidad como alimentos, energía y alquileres se han disparado en los últimos 18 meses.

La inflación está bajando, y el precio medio nacional del galón de gasolina ha descendido de un máximo de 5 dólares el galón en junio a 3.27 unidades el miércoles, según la Asociación Estadounidense del Automóvil.

Los problemas de la cadena de suministro, que antes inflaban el costo de los productos, se han resuelto en gran medida. Los consumidores también han desplazado gran parte de su gasto de bienes físicos hacia servicios, como los viajes y el ocio.

Como resultado, el precio de bienes, incluidos coches usados, muebles y ropa, ha bajado durante dos meses consecutivos.

El informe de empleo de diciembre de la semana pasada reforzó la posibilidad de evitar una recesión. Incluso después de las siete subidas de tipos de la Fed del año pasado y con una inflación elevada, los empresarios crearon 223 mil puestos en diciembre, y la tasa de desempleo cayó a 3.5%, el nivel más bajo de los últimos 53 años.

Al mismo tiempo, el crecimiento del salario medio por hora se ralentizó, lo que reduciría la presión sobre empresas para que suban los precios a fin de cubrir sus mayores costos laborales.

Próximos pasos de la Fed

Otra señal positiva para los esfuerzos de la Fed por sofocar la inflación es que los estadounidenses esperan en general que los aumentos de precios disminuyan en los próximos años. Esto es importante porque las llamadas expectativas de inflación pueden autocumplirse: si la gente espera que los precios sigan subiendo bruscamente, normalmente tomará medidas, como exigir salarios altos, que pueden perpetuar la alta inflación.

El lunes, la Fed de Nueva York declaró que los consumidores prevén ahora una inflación de 5% para el próximo año. Se trata de la expectativa más baja en casi 18 meses. En los próximos cinco años, los consumidores esperan una carestía media de 2.4%, apenas por encima del objetivo del 2% fijado por el banco central más influyente del mundo.

Sin embargo, en sus declaraciones de las últimas semanas, los responsables de la Fed han subrayado su intención de subir su tipo de interés de referencia a corto plazo en tres cuartos de punto adicionales en los próximos meses, hasta situarlo justo por encima de 5%. Estas subidas se sumarían a las siete del año pasado, que casi duplicaron las tasas hipotecarias y encarecieron los préstamos para automóviles y empresas.

Los precios de los futuros muestran que los inversionistas esperan que el banco central sea menos agresivo y aplique sólo dos subidas de un cuarto de punto de aquí a marzo, dejando el tipo de la Fed debajo de 5%.

Los participantes del mercado también proyectan que la Fed recortará los tipos en noviembre y diciembre, según la herramienta FedWatch de la Bolsa Mercantil de Chicago.

El presidente de la Fed, Jerome Powell, ha tratado de oponerse a esa expectativa de menos subidas esta primavera y recortes a finales de año, lo que puede dificultar el trabajo del banco central si los inversionistas pujan por los precios de las acciones y reducen los rendimientos de los bonos. Ambas tendencias pueden favorecer un crecimiento económico más rápido justo cuando la autoridad monetaria intenta enfriarlo.

La minuta de la reunión de diciembre de la Fed señala que ninguno de los 19 responsables políticos prevé recortes de tipos este año.

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