Durante los primeros meses de 2021 se comenzaron a notar con mayor claridad los efectos de la pandemia. Con la normalización progresiva de las actividades después del aislamiento y la emergencia sanitaria, empezaron a acentuarse los problemas económicos de la población mexicana.
Entre algunos de los sectores más afectados se encuentra el de los créditos personales, que forman parte de la cartera de consumo. La solicitud de préstamos muestra importantes reducciones, según los Indicadores básicos de créditos personales que dio a conocer el Banco de México (Banxico). Entre marzo del 2020 y febrero del 2021 se otorgaron aproximadamente 6 millones de pesos, lo que representó una disminución del 28.2% respecto al mismo periodo del año anterior.
Gran parte de esta baja en la solicitud de préstamos se debe a la enorme cantidad de gente que sigue afectada laboralmente por el Covid-19, con más de 4 millones de personas sufriendo del desempleo y la desocupación. Este factor también repercute en el pago mensual del crédito ya adquirido por los clientes, que no logran efectuar la entrega en tiempo y forma, sumándose a la lista de morosidad.
La acumulación de vencimientos de plazos y pagos no realizados a término por los acreedores de créditos personales acrecentó el Índice de Morosidad (IMOR) durante el periodo del año 2020. Según los porcentajes que informó la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), en mayo de 2020, la mora fue de un 6.31%, aumentando 0.18 puntos porcentuales respecto a abril. Sin embargo, durante el año 2021 se dio una baja de 0.61% del registro de abril, informando un 4.25% de índice de morosidad en los créditos de consumo.
La morosidad en suba se sigue encontrando en niveles moderados, según las consideraciones del sistema bancario, gracias a algunas medidas de contingencia que se tomaron al comienzo de la pandemia. El apoyo y las reestructuraciones en los planes de pago aminoraron la cifra de moras en las alícuotas.
Sin embargo, parte del segmento cree que podrían presentarse grandes incrementos y siguen desplegando estrategias para favorecer a los clientes en sus pagos. Un ejemplo es el banco BanCoppel, una institución que registró en el año 2014 el mayor índice de morosidad según las cifras de la CNBV . El director general López-Moctezuma sostuvo que “hubo un impacto de la morosidad durante la pandemia pero con todas las políticas de control de riesgo que tomamos nos ha permitido seguir con un buen manejo de nuestros riesgos y que el nivel de morosidad vaya a la baja. Estaremos al cierre del año en menos de 10%”.
Dentro de este marco se esperan políticas de control, que alienten las bajas en la morosidad, con una visión optimista en torno a la recuperación económica del país. El sector espera que el PBI mexicano de este periodo llegue a repuntar un 5,8%, permitiendo que las familias paguen sus deudas y se pongan al día con sus moras.
Daniel Becker, presidente de la ABM (Asociación de Bancos de México) , considera que la morosidad en los créditos personales ya tocaron fondo, pero reconoció que aún hay riesgos ligados a la pandemia que pueden impactar en la economía.