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maria.saldana@eluniversal.com.mx
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) proyectó que la pobreza en América Latina disminuyó durante 2018; sin embargo, la cifra de personas en pobreza extrema se incrementó.
De acuerdo con los cálculos del organismo, la cifra de pobres en América Latina pasó de 184 millones en 2017 a 182 millones el año pasado.
De ese total y en ese mismo lapso, las personas que estaban en condición de pobreza extrema pasaron de 62 millones a 63 millones.
La comisión que encabeza la mexicana Alicia Bárcena define que una persona está en condición de pobreza si tiene insuficiencia de ingresos para comprar una canasta básica de alimentos y para cubrir ciertas necesidades no alimentarias.
En el caso de la modalidad extrema se incorporan a aquellas personas que no acceden a los requerimientos mínimos calóricos internacionalmente definidos.
Si bien la distribución de la riqueza en la economía mexicana se mantuvo dentro de los mismos niveles de los últimos años, de 0.50, de acuerdo con el coeficiente de Gini —cero representa igualdad y uno desigualdad—, existe un alto nivel de concentración de los activos físicos y financieros en los estratos de mayores ingresos.
Desde Santiago de Chile, Alicia Bárcena dijo que “aun cuando la región logró importantes avances entre la década pasada y mediados de la presente, desde 2015 se han registrado retrocesos, particularmente en materia de pobreza extrema”.
En conferencia de prensa, la secretaria ejecutiva de la Cepal explicó que después de los aumentos registrados en el número de pobres en la región entre 2015 y 2016, la cifra se redujo el año pasado. La proyección se deriva de una menor tasa en el número de pobres que proyecta la comisión económica, la cual pasó, de acuerdo con sus cálculos, de 30.2% a 29.6%.
En el caso de la extrema se mantuvo en 10.2%, aunque en números absolutos significó un aumento de un millón de personas.
Mucho trabajo por hacer. Alicia Bárcena comentó que para bajar los niveles de pobreza y desigualdad en América Latina es necesario trabajar en políticas que aumenten el ingreso de los hogares, por ejemplo, con programas de inclusión laboral y de protección social, porque la mayor pobreza se concentra entre las mujeres, en indígenas y en personas de 0 a
14 años.
Añadió que en promedio 40% de la población ocupada en América Latina recibe ingresos laborales por debajo del salario mínimo que establecen en su país.
Por ello, el organismo detalló que se requieren políticas públicas para revertir la desigualdad y la pobreza, porque el ritmo de reducción de ésta es inferior a lo observado en lapsos previos como el de 2002 a 2008 “periodo en que la pobreza se redujo de manera apreciable en la mayoría de los países”.
La representante de la comisión dijo que el gasto público social de los gobiernos de 17 países de la región alcanzó 11.2% en promedio del PIB en 2016, una “leve alza respecto a 2015 y el nivel más alto registrado desde 2000”.
Lo anterior significó que “en términos per cápita, el gasto social promedio de los países de América Latina prácticamente se duplicó entre 2002 y 2016, llegando a 894 dólares.
Sin embargo, existe una alta heterogeneidad entre las naciones y persisten grandes desafíos de financiamiento de las políticas sociales para alcanzar las metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, especialmente en países con niveles más elevados de pobreza y otras carencias en términos de desarrollo social”.
Afirmó que la migración es consecuencia de la falta de programas de desarrollo de los países y de políticas para terminar con la pobreza y desigualdad. Añadió que este fenómeno es más agudo en México y Centroamérica, y entre las causas están la falta de ingresos laborales y una situación económica precaria.
Alicia Bárcena dijo que “frente a un contexto económico incierto, un débil crecimiento y aumento en el desempleo, es imperativo integrar políticas de inclusión laboral y social con sistemas de protección social que permitan erradicar pobreza y disminuir desigualdad”.