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El billete de 200 pesos cambió hace un par de días, pero sólo de imagen, porque en la práctica este papel sirve para comprar la mitad de productos y servicios que hace 10 años, por la inflación acumulada desde entonces.
Este billete ha perdido 47% de su poder adquisitivo desde julio de 2009 a la fecha, de acuerdo con la inflación medida por el Índice Nacional de Precios al Consumidor del Inegi .
Significa que el billete de 200 pesos de hoy permite comprar el equivale a 106 pesos de hace una década.
La inflación se ha encargado de reducir el valor no sólo de este billete, sino de todos los que circulan en la economía , incluyendo las monedas.
Este fenómeno se hace evidente en el precio de los alimentos para satisfacer las necesidades básicas de un hogar.
En julio de 2009, una familia que vivía en las zonas urbanas del país podía comprar los siguientes alimentos por 200 pesos:
Un kilo de tortillas por 10 pesos
Un kilo de pasta para sopa por 23.4 pesos
Un kilo de bisteces de res por 70.6 pesos
Un litro de leche de vaca por 11.4 pesos
Un litro de aceite vegetal por 20.4 pesos
Un kilo de cebollas por 10.4 pesos
Un kilo de chiles por 25 pesos
Un kilo de limones por 8.1 pesos
Un kilo de azúcar por 12.6 pesos
Un litro de refresco de cola por 8.3 pesos
Ahora, en julio de 2019, esta familia debe desembolsar 370 pesos por los mismos alimentos , es decir, casi el doble que hace 10 años.
Un kilo de tortillas por 16.5 pesos
Un kilo de pasta para sopa por 34 pesos
Un kilo de bisteces de res por 137.3 pesos
Un litro de leche de vaca por 17.2 pesos
Un litro de aceite vegetal por 27.9 pesos
Un kilo de cebollas por 34.5 pesos
Un kilo de chiles por 39.9 pesos
Un kilo de limones por 22 pesos
Un kilo de azúcar por 25.3 pesos
Un litro de refresco de cola por 14.3 pesos
Se trata de precios promedio de alimentos que incluye la canasta alimentaria del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
La inflación en los alimentos perjudica más a los hogares pobres, principalmente a los ancianos, porque estas personas deben gastar una mayor proporción de sus ingresos en alimentos que la población general.
La carestía de los alimentos reduce el ingreso real de los más vulnerables, situación que trae graves consecuencias en materia de nutrición y salud, de acuerdo con el Banco Mundial.
Desde hace un cuarto de siglo, la Constitución establece que el Banco de México (Banxico) tiene como obligación principal “procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional”, es decir, la estabilidad de precios o una inflación baja.
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vcr