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Los recursos generados por el cobro de impuestos a las empresas de la economía digital pueden generar un crecimiento más alto e inclusivo, afirmó el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Calculó que a los países de bajos ingresos les puede ayudar a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030, fijados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para erradicar la pobreza.
En su Informe Anual 2019, titulado Nuestro mundo conectado, el FMI, indicó que la importancia de un replanteamiento de las reglas tributarias globales será uno de los retos técnicos y políticos a enfrentar.
Lo anterior, debido al aumento de modelos de negocios sumamente rentables, basados en la tecnología y con fuerte orientación digital.
Mencionó que la práctica de trasladar las ganancias a localidades con impuestos bajos ha privado a países no pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Se estima en unos 200 mil millones de dólares en ingresos al año, equivale aproximadamente a 1.3% del Producto Interno Bruto (PIB).
Señaló que la percepción del público de que algunas multinacionales pagan pocos impuestos ha suscitado inquietudes en torno a la eficacia y la equidad del sistema tributario en su conjunto y ha centrado la atención en la necesidad de una nueva arquitectura de gravámenes internacionales a las sociedades.
Detalló que en febrero de 2019, el Directorio Ejecutivo examinó un nuevo estudio del FMI sobre el estado actual de los mecanismos de tributación de la renta de las empresas internacionales.
Así como también las opciones de reforma en el contexto de tres criterios fundamentales: abordar mejor el traslado de beneficios y la competencia tributaria, superar los obstáculos jurídicos y administrativos a la reforma, y lograr el pleno reconocimiento de los intereses de las economías de mercados emergentes y en desarrollo.
Los directores ejecutivos se manifestaron complacidos con el análisis y el debate sobre estos retos tributarios que son arduos en términos técnicos y políticos.
Por eso, ratificaron la importancia de continuar colaborando estrechamente con la OCDE y otros organismos internacionales activos en este ámbito, de modo que la labor del FMI siga siendo un complemento.
Revolución tecnológica. En el informe anual también se dedica un apartado sobre el trabajo del FMI sobre la necesidad de tener políticas más sólidas para aprovechar los dividendos digitales en la era de la revolución tecnológica.
En el texto no se deja de lado el tema de los criptoactivos. Ponderó que las innovaciones financieras estas monedas virtuales, y la tecnología de cadenas de bloques también están atrayendo la curiosidad de los bancos centrales en el mundo.
Como ejemplo, mencionó que están estudiando si la moneda digital de un banco central puede ser de curso legal como el dinero físico que circula hoy en día.
Un tema adicional que se está revisando, agregó, es el tratamiento que corresponde darles a los criptoactivos en las estadísticas macroeconómicas de acuerdo con las clasificaciones y las normas estadísticas vigentes.
Esto porque los criptoactivos y las fichas digitales, como el bitcoin, que no tienen pasivos de contrapartida, no encajan en la definición de activo financiero.
Estableció que si bien las tecnofinanzas están democratizando los servicios financieros en el mundo, también genera sus propios riesgos y dificultades.