A siete años de la implementación del impuesto especial contra la obesidad en México, no se ha logrado el objetivo para el que fue creado, como tampoco ha sucedido con la nueva norma de etiquetado, muestra un análisis divulgado por el Centro Interamericano de Administraciones Tributarias (CIAT).
El estudio realizado por el fiscalista Javier Eli Domínguez refiere que el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a bebidas azucaradas y alimentos no básicos con alta densidad calórica se creó para disminuir el porcentaje poblacional con problemas de obesidad y sobrepeso.
Así, al parecer, esta vía de la contribución a los productos para hacerlos más caros y que la población no los consuma es inefectiva, asegura el análisis.
Considera que este impuesto es de control e inhibidor de consumo, pero a lo largo del tiempo se ha convertido en un gravamen de recaudación.
Además, en el caso del impuesto a la comida chatarra se esperaba captar 16 mil 342 millones de pesos en ingresos, pero el resultado fue mayor, de 18 mil 836 millones.
Sin embargo, tomando en cuenta lo captado a través de esta vía, desde que se crearon ambos impuestos —a los refrescos y alimentos no básicos con alto contenido calórico— como parte de la reforma fiscal de 2014, los ingresos se han desinflado.
Fin extrafiscal
En el análisis de Domínguez se destaca que el sistema tributario cuenta con contribuciones establecidas para recaudar.
Lo anterior, como función principal direccionada a la satisfacción de necesidades de la población, mientras que hay otras que tienen carácter extrafiscal.
Hace mención de que México se encuentra en niveles altos de obesidad y sobrepeso, lo que en parte está relacionado con una mala alimentación, así como por el consumo de alimentos no básicos con alta densidad calórica y bebidas azucaradas.
Esto motivó al Legislativo a establecer desde 2014 un impuesto a dichos productos con el propósito de desincentivar su consumo y disminuir los problemas de salud que provocan la obesidad y el sobrepeso, como muerte prematura y reducción en la productividad laboral.
Refiere que la tasa del IEPS para los refrescos se cobra desde 2014: inició con un peso por litro y actualmente es de 1.30 pesos por litro. Para el caso de lo que se conoce como comida chatarra, la tasa del gravamen es de 8% en productos con 275 kilocalorías o mayor por cada 100 gramos.
Domínguez dice que un tema jurisdiccional a considerar es que fue analizado por la Suprema Corte: en 2017, aprobó el análisis en el que indican que la finalidad del IEPS como medida impositiva es proporcional y razonable con el extrafiscal.
Lee también: México y 5 países del G-20 decrecen en tercer trimestre del 2021; India crece 12.7%: OCDE