Iberdrola
presentó el mayor plan de inversión de la historia para una empresa española. La compañía que dirige Ignacio Galán planea invertir 75 mil millones de euros para el periodo 2020-2025. El 90% de ese volumen de inversión —68 mil millones— irá dirigido a renovables, redes, almacenamiento y soluciones inteligentes para sus clientes. El resto, 7 mil millones, corresponden a la adquisición de PNM Resources , a través de su filial Avangrid. La eléctrica mantendrá un ritmo de inversión media de 10 mil millones de euros entre 2020 y 2022, y de 13 mil millones al año para el periodo de 2023 a 2025.
El grupo prevé obtener beneficios antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización (Ebitda) de 15 mil millones de euros en 2025, lo que supone incrementar en 5 mil millones el obtenido en 2019, registrando un crecimiento medio anual acumulado de 7%, en línea con lo esperado por los analistas. El beneficio neto, por su parte, se elevaría a 5 mil millones de euros, tras crecer anualmente durante el periodo entre 6% y 7%.
La eléctrica además ha realizado una revisión al alza de las perspectivas para 2022 y espera que su beneficio neto se sitúe entre 4 mil y 4 mil 200 millones de euros, frente al rango de 3 mil 700 a 3 mil 900 millones previstos en el plan 2018-2022.
Las inversiones brutas se elevarán 35% y alcanzarán 50 mil millones de euros: de éstas, 36 mil millones se realizarán en el periodo 2020-2022-, frente a 38 mil millones previstos, y las eficiencias se elevarán a unos mil 600 millones, superando los mil 200 millones previstos en el anterior plan y manteniendo el rating en niveles BBB+/ Baa1.
En un escenario de crecimiento de inversiones, la retribución al accionista aumentará en línea con los resultados y se establece un suelo creciente de entre 0.40 y 0.44 euros por acción a 2025. El grupo continuará ejecutando su programa ‘Iberdrola Retribución Flexible’ con sus correspondientes programas de recompra. La política de dividendos se mantiene y sitúa el ‘pay out’ entre 65% y 75%.
Iberdrola prevé realizar cerca de 20 mil nuevas contrataciones en el grupo durante el mismo periodo —a 2022 serán más de 10 mil contrataciones e impulsará la creación de hasta 30 mil puestos de trabajo—.
La compañía, que sólo en 2019 contribuyó a la fiscalidad de los países donde opera con 8 mil 200 millones de euros, espera que su esfuerzo fiscal aumente a 12 mil millones en 2025, siendo la media anual del periodo de 10 mil 300 millones.
FOCO EN RENOVABLES
El plan de inversión irá destinado principalmente a renovables —representará más de la mitad (51%), unos 34 mil 680 millones de euros— y a redes, que coparán 40%, unos 27 mil 200 millones. El área de clientes recibirá 9%.
A España irán destinados cerca de 14 mil 300 millones de euros de inversión —son 21% del total del grupo y representan un incremento de 60% frente al plan anterior—. En este mercado, más de 7 mil millones se dirigirán a renovables, y a redes más de 4 mil 500 millones.
Estados Unidos y Reino Unido, por su parte, concentran 34 mil millones de euros de la inversión, 50% del total. Crece la apuesta por otras áreas internacionales con inversiones por más de 11 mil millones. Del total, 83% de las inversiones va dirigido a países con rating A.
Las inversiones en renovables permitirán a Iberdrola alcanzar 60 gigawatts (GW) en 2025, después de llegar a 44 GW de capacidad instalada en 2022. Esto supondrá duplicar su potencia actual, dando un gran impulso a la tecnología eólica marina, con 4 GW al final del periodo, una tecnología que aporta cinco veces el Ebitda/Megawatt (MW) frente a la energía fotovoltaica y tres veces la eólica terrestre. La apuesta de Iberdrola le permitirá crecer también en solar, con una previsión de 16 GW instalados en 2025 y reforzar su liderazgo en eólica terrestre e hidroeléctrica, con 26 GW y 14 GW instalados en 2025, respectivamente.
Iberdrola cuenta para lograr este plan con una de las carteras renovables más grandes de la industria; un total de 70.5 GW distribuidos en sus áreas tradicionales y que se han reforzado este año con adquisiciones en nuevos mercados como Australia, Japón y Suecia, y principales tecnologías: 30.7 GW son fotovoltaicos; 20.2 GW, eólicos marinos y 16.3 GW, terrestres. En la actualidad, la compañía avanza en la construcción de 7 GW y tendría hasta 11 GW en ejecución en 2025.
MÁS INVERSIÓN EN REDES
La compañía destinará un 40% de sus inversiones orgánicas a redes —más de 27 mil millones de euros—, con las que situará la base de activos regulados del grupo en 47 mil millones en 2025, lo que supone 1.5 veces su valor actual. Esta cifra contempla inversiones en transmisión que alcanzarán 4 mil millones de euros.
Iberdrola continuará digitalizando sus redes y habrá instalado más de 21 millones de contadores inteligentes y 83% de sus activos estarán en países con Rating A.
La progresiva electrificación de los usos energéticos permitirá a Iberdrola aumentar su base de clientes. Al final de 2025, la compañía elevará a 60 millones los contratos con clientes en el mundo —frente a 42 millones al cierre de 2019—, a los que ofrecerá soluciones inteligentes e innovadoras en el ámbito residencial (almacenamiento de energía y bomba de calor, autoconsumo y movilidad eléctrica) e industrial.
Por otro lado, el hidrógeno verde se convierte en un vector estratégico para el segmento industrial. En línea con los planes de recuperación europeos, la compañía prevé la instalación de 600 MW a 2025 —serán 800 MW a 2027, junto a Fertiberia— y producirá 15 mil toneladas de hidrógeno renovable. Los primeros proyectos en España —en 2022 ya se contará con 50 MW instalados—, se completarán con más iniciativas en otros países.
Iberdrola prevé mantener sus calificaciones crediticias en niveles BBB+/Baa1 y sus ratios de deuda actuales, soportados por su capacidad de generar mayores flujos de caja. La compañía mantiene una fuerte diversificación de sus fuentes de financiación, que le permiten un acceso cómodo a diferentes mercados y la gestión activa de liquidez, que se sitúa entre 15 mil y 22 mil millones de euros.
Iberdrola mantendrá un enfoque flexible en función de las oportunidades de inversión y las ratios financieras. Completadas desinversiones de 4 mil 600 millones de euros a 2020 —por encima de los 3 mil 500 millones previstos a 2022—, prevé nuevas desinversiones de unos 3 mil millones de euros entre 2021 y 2025.
HORIZONTE A 10 AÑOS
En la presentación de las previsiones operativas y financieras para el periodo 2000-2025 y en línea con los objetivos climáticos de sus principales mercados, la compañía ha avanzado un horizonte a diez años, en el elevaría a 95 GW su capacidad renovable instalada -tras multiplicar por 2.5 su potencia eólica terrestre y solar, y por 4.5 la marina- y por dos sus activos regulados hasta los 60 mil millones de euros a 2030. Al final de este periodo, la base de sus contratos con clientes crecería hasta 70 millones y a 85 mil las toneladas de hidrógeno verde.
En este contexto, en el horizonte 2025, la compañía continuará reforzando los pilares en el ámbito medioambiental, social y de gobernanza (ESG). Con unas emisiones de CO2/kWh que son ya dos tercios inferiores a la media europea, la estrategia de inversión en energía limpia y redes llevará a Iberdrola a ser una compañía “neutra en carbono” en Europa en 2030 y a reducir sus emisiones de CO2 a nivel global en 86%, hasta 50g/kWh, al final de la década —serían de 70g/kWh a finales de 2025—. Como contribución adicional, la compañía plantará 20 millones de árboles hasta 2030 y serán ocho millones a 2025.
Junto con la reducción continuada de emisiones de carbono, su ambición se traslada a otros ámbitos, como la inversión en I+D, que se elevará a 400 millones de euros anuales en 2025, frente a 330 millones anuales de 2022 y 280 millones de 2019.
Iberdrola seguirá implementando las mejores prácticas de gobierno corporativo, triplicará sus actuaciones en materia de ciberseguridad y logrará que al menos 75% de sus proveedores en 2025 cuenten con políticas de sostenibilidad.
El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, aseguró en la presentación del Plan 2020-2025: “Nuestro modelo de negocio, tras 20 años anticipando la transición energética, nos sitúa como un agente tractor clave en la transformación del tejido industrial, impulsando con nuestra experiencia, compromiso social y capacidad financiera, un modelo de crecimiento económico sostenible a largo plazo capaz de hacer frente a los retos actuales de la sociedad”.