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Si el Departamento de Transporte de Estados Unidos (DOT, por sus siglas en inglés) no permite que siga la alianza entre Delta Air Lines y Aeroméxico, se tendrían que eliminar 23 vuelos directos en 21 rutas entre Estados Unidos y México.
Además, habría que reducir la capacidad en otras 10 rutas al cambiar de aviones más grandes a más pequeños, de acuerdo con Delta.
“Estos vuelos en riesgo representan aproximadamente 1.8 millones de asientos anualmente, el equivalente al 4% del total de los asientos ofertados en el mercado transfronterizo entre México y Estados Unidos”, detalló Delta, en los argumentos que envió el viernes pasado al DOT, por escrito.
La eliminación de los vuelos directos afectaría la conectividad en varias comunidades e incluso rutas que no pasan por la Ciudad de México como las que conectan a Estados Unidos con los principales centros automotrices en México.
La disolución del acuerdo de colaboración conjunta entre ambas aerolíneas también pone en peligro 20 mil puestos de trabajo (4 mil en Estados Unidos y 16 mil en México), incluyendo pilotos, sobrecargos, personal de reservaciones y de mantenimiento, servicio al consumidor y gerencia, entre otros.
“La pérdida de vuelos también afecta al turismo. Se podrían perder casi 90 mil turistas que visitan Estados Unidos desde México, los cuales representan más de 200 millones de dólares anuales en gastos y se podrían perder 140 mil turistas que visitan México desde Estados Unidos, los cuales representan un gasto de más de 160 millones de dólares anuales”, explicó Delta.
Lo anterior, sin tomar en cuenta la pérdida de vuelos con conexión por la eliminación de la alianza.
Por lo tanto, el Producto Interno Bruto (PIB) en ambos países se vería negativamente afectado.
Delta agregó que la disolución de la alianza traería como consecuencia la pérdida de 800 millones de dólares anuales en beneficios para los pasajeros, por la pérdida de vuelos directos, menos oferta de frecuencias y asientos, una menor actividad económica, pérdida de empleos y caída en el turismo.
“Los consumidores y no el gobierno de México pagarían el precio por el incumplimiento del convenio bilateral aéreo entre ambos países”, alertó Delta.
“El objetivo de la insatisfacción del DOT debería ser el gobierno de México, no los socios de la alianza y, ciertamente, no los consumidores. No es demasiado tarde para que el Departamento adopte medidas más eficaces”.
Delta considera que el DOT tiene otras herramientas disponibles para defender el convenio bilateral aéreo bajo la Ley de Prácticas Competitivas Justas en el Transporte Aéreo Internacional, en lugar de no permitir la continuidad de la alianza entre Delta y Aeroméxico.
El DOT argumenta que las decisiones tomadas por el gobierno de México como trasladar las aerolíneas cargueras del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, así como la reducción de operaciones en el AICM contravienen el convenio bilateral aéreo entre ambos países.