Los beneficios del gigante energético británico BP se triplicaron en el segundo trimestre del año impulsados por el aumento de los precios del petróleo y del gas natural tras la invasión rusa de Ucrania.
Tanto ExxonMobil como Chevron reportaron un enorme salto en sus ganancias también.
Mientras la primera duplicó la cifra, la segunda la multiplicó por 4.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, criticó durante una conferencia de prensa a Exxon por ganar "más dinero que Dios este año" en un momento en que los estadounidenses enfrentan los precios récord de la gasolina.
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Un fenómeno que se repite en casi todas las economías del mundo y del que no escapa América Latina.
La petrolera se defendió explicando que en los últimos 5 años, a nivel mundial, ha invertido el doble de lo que ha ganado.
"Hemos estado invirtiendo durante la recesión para aumentar la capacidad de refinar en Estados Unidos y estuvimos invirtiendo incluso durante la pandemia, cuando registramos pérdidas de más de US$20.000 millones", afirmó.
Pero no solo es la gasolina o el gas, los alimentos, muchos servicios y una larga lista de materias primas industriales se pagan ahora mucho más caras.
Por eso, surjen las preguntas orientadas a saber si las empresas están aprovechando el entorno económico y la inflación para subir los precios y cosechar beneficios empresariales más abultados en un contexto de desaceleración económica.
Y, sobre todo, si con sus subidas de precios para ganar más, están elevando el costo de la vida.
Los datos revelaron en marzo que en los Estados Unidos las ganancias corporativas fueron más altas en 2021 que en cualquier año desde la década de 1950.
En Estados Unidos este fenómeno se ha denominado greedflation, o inflación de la codicia.
Es decir, aumentar los márgenes de beneficio mediante incrementos en los precios que son innecesarios y engañosos.
Quienes utilizan el término, acusan a las corporaciones de haberse vuelto muy avaras y de estar detrás de las desorbitadas subidas de precios.
Pero otros no están de acuerdo y creen que el término ha sido politizado para señalar como culpable de la inflación a los grandes conglomerados.
"Las corporaciones se han convertido en un chivo expiatorio conveniente para la inflación", explica en un posdcast Tsai Wan-Tsai.
Este profesor de Mercadeo del Penn Wharton China Center considera que estos conglomerados empresariales están respondiendo adecuadamente a las presiones inflacionarias que están fuera de su control.
Y cita como culpables a la guerra en Ucrania, el aumento de los precios del petróleo, los problemas de cadena de suministro y logística, y los cambios en los patronesde consumo durante la pandemia.
"Los políticos siempre encuentran a un culpable de los males económicos que aparecen en forma de inflación", coincide David Fernández, profesor de Economía en la Universidad Francisco Marroquín, en Guatemala.
Donde parece haber consenso entre los economistas con los que habló BBC es que detrás del fenómeno hay un aumento de los monopolios y su poder para fijar los precios.
"Excusa"
"Los precios están subiendo porque las corporaciones tienen el poder de subirlos", escribe en su blog Robert Reich, exsecretario de Trabajo de Estados Unidos y profesor de política pública en la Universidad de California, en Berkeley.
"Están usando la inflación como excusa" para que sus ganancias sean "lo más altas posibles".
Para el economista, los trabajadores están siendo castigados por la inflación y el verdadero culpable es la avaricia empresarial.
Y como ejemplo cita el anuncio de Procter & Gamble de que comenzaría a cobrar más por los productos básicos de consumo al tiempo que registra una enorme rentabilidad.
La multinacional citó "el aumento de los costos de las materias primas, como la resina y la pulpa, y los mayores gastos de transporte de mercancías".
"El 50% del aumento reciente en los precios de los comestibles proviene de productos cárnicos: carne de res, cerdo y aves. Solo cuatro grandes conglomerados controlan la mayor parte del procesamiento de carne en Estados Unidos", sigue el experto.
"Están aumentando sus precios, y haciéndolo de forma coordinada, incluso cuando obtienen ganancias récord. Aquí nuevamente, están usando la inflación como excusa", afirma.
Para Brian Wakamo, lo que sucede en el sector del gas y el petróleo es el ejemplo más notorio de greedflation.
Este investigador sobre desigualdad del Instituto de Estudios Políticos, con sede en Washington, le dice a BBC Mundo que "empresas como BP pueden haber tenido que cambiar la producción de Rusia a otro país con costos de producción más altos, o pueden tener costos más altos de transporte de sus productos, pero el dinero que han estado cobrando por sus productos es significativamente más alto de lo necesario".
Wakamo también cita la industria de la salud que, "especialmente en Estados Unidos, cobran precios al consumidor mucho más altos que el costo de los medicamentos o procedimientos en sí".
"Como hemos visto a lo largo de la pandemia, las corporaciones han aprovechado todas las oportunidades para mantener sus ganancias. Han utilizado préstamos y subvenciones del gobierno y despidos de empleados, entre otras vías, para mantenerlas. La riqueza de los ejecutivos también se disparó", dice.
Para muchos economistas, lo que hay detrás de esta inflación es el proceso de concentración que se produjo como consecuencia de la pandemia.
Durante 2020 y 2021, empresas en todos los sectores quebraron o quedaron en muy mala posición y fueron compradas.
"Esta concentración llevó a una reducción de la oferta y por lo tanto un aumento de precios", dice David Fernández.
Es lo que podemos ver por ejemplo, en el sector de la aerolíneas, afirma.
En Estados Unidos y en Europa, se han formado algunos conglomerados importantes, como Lufthansa Group, International Airlines Group o Delta, que integran varias aerolíneas o han comprado la competencia.
Wakamo y Reich coinciden en que detrás de este fenómeno están los monopolios.
"Los monopolios corporativos han alimentado la inflación durante mucho tiempo. Cuando hay menos opciones en un mercado para comprar un producto o servicio, esto permite que la empresa que es el principal productor dicte los precios", dice Wakamo.
"Y cuando son una o dos empresas las que controlan los precios, pueden aumentar el costo como mejor les parezca. Hemos visto esto en muchas partes de la economía global", añade.
"El problema de fondo no es la inflación. Es la falta de competencia", apunta Reich en su blog.
El exsecretario de Trabajo recuerda que desde la década de 1980, dos tercios de todas las industrias estadounidenses se han vuelto más concentradas.
"Monsanto fija ahora los precios de la mayor parte de las semillas de maíz de Estados Unidos. Wall Street se ha consolidado en 5 bancos gigantes", dice.
"Las aerolíneas se han fusionado de 12 aerolíneas en 1980 a 4 en la actualidad. Tres compañías gigantes de cable dominan la banda ancha: Comcast, AT&T y Verizon. Un puñado de compañías farmacéuticas controlan la industria farmacéutica: Pfizer, Eli Lilly, Johnson & Johnson, Bristol-Myers Squibb y Merck", cuenta.
Y dado que la mayoría de estos gigantes participa en mercados de todo el mundo, el problema no se queda solo en territorio estadounidense.
Otra parte de quienes apoyan la teoría de la greedflation apuntan a los salarios de los ejecutivos como muestra de la avaricia empresarial.
Un informe de la Federación Estadounidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales, publicado en julio, reveló que los CEOs de las 500 compañías que cotizan en el S&P 500 vieron sus salarios incrementarse un 18,2% en 2021.
Y eso pese a que la inflación estadounidenses se situaba entonces en el 7,1% y el salario de los trabajadores se incrementó un 4,7%.
El informe revela que los directores generales del S&P 500 recibieron una compensación media de US$18,3 millones ese año, lo que supone una cifra 324 veces superior a la remuneración media de los trabajadores.
"En lugar de invertir en sus plantillas aumentando los salarios y manteniendo los precios de los bienes y servicios bajo control, su estratégia consiste en amasar unos beneficios récord gracias a la subida de precios provocando una recesión que dejará a muchos trabajadores en situación de desempleo", afirmó Fred Redmond, secretario de AFL-CIO.
"Las ganancias corporativas y los salarios de los ejecutivos están por las nubes en la actualidad, mientras que los salarios de la mayoría de los trabajadores estadounidenses se han mantenido bajos y estancados durante las últimas décadas".
Para el think tank la economía actual de altos beneficios y bajos salarios es, en parte, el resultado de reglas y políticas que dan forma a la toma de decisiones corporativas.
"Estas reglas han permitido a los directores ejecutivos, accionistas y ejecutivos mover más y más ganancias de las corporaciones estadounidenses, a expensas de los trabajadores, la inversión empresarial y el crecimiento económico a largo plazo.
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