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Hay mil millones de habitantes con algún tipo de discapacidad en el mundo, lo que representa 15% del total de la población, de acuerdo con estadísticas presentadas por el Banco Mundial (BM).
La prevalencia de la discapacidad es mayor en los países en desarrollo, señaló en la actualización de su informe sobre esta materia.
Entre 110 millones y 190 millones de personas experimentan alguna discapacidad considerable.
Este tema fue tratado desde el punto de vista de derechos humanos y aprovechado muy bien en las ocho temporadas de la serie de televisión más exitosa de los últimos años, Game of Thrones.
Un artículo divulgado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), destaca que en la producción de HBO hubo al menos 16 personajes con discapacidad.
La serie tuvo más de 17 millones de seguidores en su octava temporada, cuyo capítulo final fue transmitido hace una semana.
El consultor para asuntos de discapacidad, Juan Pablo Salazar, escribió para el Banco Interamericano de Desarrollo Mejorando Vidas, que muchos de los personajes en Game of Thrones con alguna discapacidad tuvieron roles protagónicos, con vida sexual y ocupando posiciones de poder.
Hizo ver que si bien eran personajes complejos y con voz propia, la discapacidad no fue el centro de sus historias ni aquello que los definía.
Eran buenos o malos, héroes o villanos, independientemente de su condición, enfatizó.
Sin embargo, a pesar del gran servicio que Game of Thrones le ha hecho al cambio de paradigma que busca el movimiento por los derechos de este tipo de personas, para el consultor, el giro que le dieron a Daenerys, la reina de dragones, al convertirla fugazmente en una genocida con discapacidad sicosocial promueve un estereotipo fatal.
En su opinión, es importante que cada persona entienda a la discapacidad como un asunto de derechos humanos, algo en el entorno y no en el individuo.
Si el público está más informado, afirmó, demandará entretenimiento que aborde a la discapacidad de una manera más multidimensional y realista, y no como un simple Deus ex machina (Dios desde la máquina), para justificar la maldad.
La cultura debe evolucionar para incluir a las personas con discapacidad de una manera adecuada, así como ha cambiado un poco la manera estereotípica de mostrar a las mujeres o a los afrodescendientes en los medios de comunicación, consideró el consultor.
En tanto, en el informe del Banco Mundial se ponderó que las personas con discapacidad como grupo tienen más probabilidades de obtener resultados socioeconómicos adversos, como menor nivel de educación, peor estado de salud, niveles inferiores de ocupación en algún empleo y tasas más altas de pobreza.
Enfrentan obstáculos a la inclusión social y económica plena, como la inaccesibilidad de los entornos físicos y el transporte, la falta de disponibilidad de dispositivos y tecnologías de apoyo, la falta de adaptación de los medios de comunicación, las deficiencias en la prestación de servicios, y los prejuicios discriminatorios y el estigma en la sociedad.
Incluso, el Banco Mundial advirtió que la pobreza puede aumentar el riesgo de discapacidad por malnutrición.