Industriales y comerciantes viven en incertidumbre sobre el mercado de gas licuado de petróleo (LP), tanto por la escalada en sus tarifas en los últimos meses, como por la decisión del gobierno de determinar precios máximos, y esta semana por el paro al que convocaron las distribuidoras.
Otro elemento que atenta en contra de los negocios que usan este combustible es que sigue latente la posibilidad de que se impugne la fijación de topes en la cotización, como alertó la semana pasada la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), dijo Gonzalo Monroy, director de la consultora GMEC.
El problema es que la Secretaría de Energía no siguió los pasos legales para fijar los precios máximos del gas LP, explicó.
“Obviamente, dejó [el precio] sumamente vulnerable para que pueda ser impugnable tanto por los actores económicos, como por otras autoridades, como puede ser la Cofece”, explicó.
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Tras el paro de distribuidores y comisionistas del gas de los últimos días, es posible que la Comisión Reguladora de Energía (CRE), encargada de dar a conocer los máximos semanales a partir del sábado pasado, ajuste los precios para cubrir los costos de los inconformes, dijo el experto.
Si se reconocen esas demandas, agregó Monroy, los precios subirán y no habrá diferencia respecto al desembolso que hacía el consumidor antes.
Crisis se extiende
La situación de desconocimiento sobre lo que pasará en el mercado de gas LP viene a complicar más la situación de sectores como el de restaurantes, que apenas anticipa una recuperación luego de la crisis por la pandemia.
El presidente para la Zona Norte de la Ciudad de México de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y de Alimentos Condimentados (Canirac), Emilio Nájera, explicó que esta semana “hubo miedo, porque no estábamos prevenidos con esta situación [de desabasto]”.
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Desgraciadamente, agregó, a causa del coronavirus los negocios no pueden tener los mismos niveles de llenado de tanques de gas por los bajos niveles de ingresos que generan y las deudas.
“A diferencia de otros años, la mayoría de restauranteros no tenemos tanques de gas llenos, los tenemos a 40% o 50%”, dijo.
Así que, incluso si se reanuda la distribución, persiste la incertidumbre sobre los precios, sobre todo si el año pasado se pagó 11.50 por un litro de gas, y el mes pasado subió a casi 15.20 pesos.
El Consejo para el Desarrollo del Comercio en Pequeño (ConComercioPequeño) y el Movimiento Nacional del Contribuyente Social 17 de Marzo, aseguraron que la experiencia demostró que fijar de manera arbitraria los precios del gas LP afecta el desarrollo de la economía y puede desencadenar desabasto y un mercado negro del energético.
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Por separado, el presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra), Enoch Castellanos, destacó que en las últimas semanas el impacto ha sido “inmediato” para talleres de manufacturas, pequeñas y microempresas que dependen del gas LP, tanto por precios como por el desabasto.
Por el paro de distribuidores, los más afectados fueron el consumidor residencial y la industria de servicios, con participación de 58% y 15% en la demanda de gas LP, expuso el presidente de la Comisión de Energía de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), Régulo Salinas.
Sólo 10% se usa en la industria y 14% el transporte, agregó.
Salinas opinó que los precios no son tan caros en comparación con Estados Unidos. En la Ciudad de México durante junio el kilo de gas LP se vendió en 23.46 pesos, mientras en el país vecino se vendió en 26 pesos.