Pagan renta, echan mano de sus pocos ahorros y son contados los que reciben un sueldo sin estar trabajando. En Nueva York, el epicentro del Covid-19 en Estados Unidos, los connacionales han dejado de mandar dinero a sus familias en México en los días más duros de la pandemia.
Ana y José Luis, originarios de Puebla, han hecho su vida en Estados Unidos y con dos hijos radican en Staten Island, a 25 minutos de viaje en el ferry que los conecta con Manhattan.
A José Luis lo mandaron a descansar sin sueldo desde inicios de marzo y no se sabe cuándo abrirán de nuevo el negocio de ropa en el que trabaja.
La mayoría de los mexicanos sin documentos se encuentra en la misma situación.
“Yo en cambio me siento afortunada, no estoy laborando, pero la mayoría de las personas para las que trabajo me están pagando y aún no sé cuándo puedo regresar, varios de ellos tendrán a sus niños en casa, ya que se suspendieron las escuelas y es incómodo ir a limpiar así”, dice Ana.
Sin acceso a apoyos del gobierno por su situación migratoria, están enfrentando la carencia de productos básicos, así como el aumento de precios.
“Las organizaciones comunitarias dan despensas y es cuando aprovechan los paisanos para sobrellevar esto”, añade.
La situación cambia un poco en otros estados, aunque el miedo al virus es el mismo. En Pasadena, California, Verónica cuida adultos mayores, ninguno se ha contagiado, pero amigas suyas que laboran en otros asilos han dado positivo.
Oriunda de Oaxaca, dice que mandar remesas es algo descartado por el momento, ya que la renta y otros gastos permanecen. Tampoco aplican para apoyos del gobierno, medida que excluye incluso a sus hijos nacidos en Estados Unidos.
“A nosotros es más le necesidad que el miedo lo que nos hace trabajar”, asegura.
Como la construcción es una actividad esencial, en Ohio, Manuel, también de Oaxaca, trabaja como plomero en departamentos. Convive con muchos paisanos que han hecho el esfuerzo y aprovechan el tipo de cambio para mandar un poco más de dinero a su familia.