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El gasto público puede enfrentar serios problemas si no se corrigen las debilidades estructurales que hay por el lado de los ingresos y por los recortes al presupuesto, consideró el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
Informó que hay tres serios dilemas que debe considerar la autoridad para impulsar el crecimiento.
Por una parte, la austeridad presupuestaria inhibe el crecimiento al afectar la inversión física y los programas sociales, y entre menor actividad productiva menores ingresos públicos se captarán.
Segundo, si bien flexibilizar el gasto público puede aliviar tensiones, se elevará la deuda pública, situación que hace necesario un análisis.
Y por último, un mayor gasto en inversión pública empujará el crecimiento y promoverá la inversión privada; sin embargo, implica o mayor déficit y deuda públicos o menor gasto social.
“Para detonar el crecimiento y aliviar la pobreza, es indispensable estimular la inversión privada mediante un ambiente de negocios apropiado, incluyendo mayor coherencia en las políticas públicas y un discurso oficial más propicio”, añadió.
El CEESP agregó que si se quiere aumentar la inversión privada en obras de infraestructura, es necesario que se remuevan los obstáculos que hay en los tres niveles de gobierno y que entorpecen diversos proyectos de “gran potencial”.
De eliminarse la tramitología y los obstáculos a la inversión en infraestructura “sería una excelente señal. Pero, particularmente, es fundamental recuperar la certidumbre y la confianza para los inversionistas”.
Es necesario que se trabaje en lo anterior a fin de lograr que se genere crecimiento, sobre todo en momentos en que las expectativas de aumento del PIB van a la baja, en medio de la incertidumbre que genera la desaceleración de países avanzados, así como por el ambiente nacional de inseguridad, impunidad y ausencia de Estado de derecho, expuso el CEESP.