Los precios de los alimentos en México, país en el que 44% de la población vive en pobreza —según cifras del Coneval a 2020—, corren a una mayor velocidad que en Estados Unidos.
Datos del Inegi y del Departamento del Trabajo de EU muestran que los precios de los alimentos suben más aquí que en el país vecino. Así, la inflación en alimentos está pegando más a los bolsillos de quienes menos tienen y sin mecanismos de protección en territorio nacional.
Las estadísticas arrojan que durante los primeros 21 meses del gobierno de Joe Biden, es decir, de enero de 2021 a septiembre de 2022, la inflación alimentaria acumulada es de 15.8%.
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En tanto, en el mismo periodo del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), la tasa es de 23.7% para México, donde la población en situación de pobreza es cuatro veces mayor que del otro lado de la frontera.
Los alimentos son lo que más se ha encarecido en la actual escalada de precios provocada por la pandemia de Covid-19 y la guerra en Ucrania, que complicó más la cadena de suministro.
La naranja es uno de los productos alimenticios que más subió para los consumidores mexicanos en los últimos 21 meses, disparándose en 135.1%; seguida por la cebolla, con alza de 93.7%, y el tomate verde, con 79.4%, según datos del Inegi.
Otros como la papa, la toronja y el aguacate registran aumentos de 78.4%, 74.2% y 72.3%, en ese orden.
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Para dimensionar el mayor costo de estos productos básicos en la canasta alimentaria de la población, datos del Coneval muestran que el kilo de naranja costaba 17.60 pesos en septiembre de este año, frente a 7.50 pesos en diciembre de 2020.
El kilo de cebolla saltó de 25.10 pesos a 48.70 pesos en el mismo período de comparación.
Este jueves, la Oficina de Estadísticas Laborales dio a conocer el dato de inflación en Estados Unidos, que llegó a 8.2% a tasa anual el mes pasado, menor al 8.3% reportado en agosto, pero ligeramente mayor a 8.1% esperado por analistas.
Competencia, la clave
El subdirector de análisis económico de Grupo Financiero Base, Jesús López, dijo a EL UNIVERSAL que la razón por la cual hay diferencias entre la inflación en alimentos en ambos países se debe a la eficiencia en los mercados y las expectativas.
Enfatizó que en la Unión Americana la capacidad del mercado es más competida y permite que sea más eficiente.
Es decir, explicó, si comienza a darse una disminución en los costos de los alimentos, los vendedores pueden ajustar más rápido a la baja sus precios.
Por el contrario, destacó López, México tiene un mercado más pequeño, con menos competidores, sobre todo en la parte de mercancías alimenticias.
Otro factor que mencionó tiene que ver con las expectativas de los agentes económicos.
“En Estados Unidos comienzan a ver una disminución en costos y pueden traspasar ese efecto a consumidores”, dijo.
Para México no es así, pues hay mucha incertidumbre, dijo.
Cambio de tendencia
Para el Banco de México (Banxico), es necesario que la inflación global, particularmente en Estados Unidos, muestre un cambio de tendencia para que empiece a disminuir localmente.
No obstante, en las minutas de su última reunión de política monetaria, alertó que ello no sería suficiente, ya que también se enfrentan presiones internas.
De acuerdo con las anotaciones, uno de los integrantes de la Junta de Gobierno de Banxico ponderó que desde hace meses los precios de las mercancías alimenticias crecen a tasas de doble dígito, subrayando su impacto sobre el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) y el poder adquisitivo de los hogares de menores ingresos.
Por esa razón, ese integrante mostró su preocupación, afirmando que los consumidores perciben estas alzas como el nivel de inflación de la economía en general.
Ante eso, advirtió que puede ser un riesgo si dicho traspaso presenta un efecto asimétrico en el descenso de la inflación según baje el precio de las materias primas.
Por lo tanto, afirmó que el proceso de convergencia hacia la meta puntual de la inflación de 3%, prevista para el tercer trimestre de 2024, podría enfrentar retos importantes hacia adelante.
Mencionó el caso de Brasil, Chile, Colombia, México y Perú donde la inflación alcanzó recientemente un máximo de dos décadas y está poniendo a prueba la credibilidad de los marcos de metas de inflación, ganada con tanto esfuerzo.
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