La producción de shale (petróleo de esquisto) ya supone más de 60% de toda la producción de crudo en Estados Unidos. Este tipo de petróleo extraído mediante la técnica del fracking (fracturación hidráulica) está a punto de convertir a la primera potencia económica del mundo en un exportador neto de petróleo y derivados: saldrán más barriles de Estados Unidos de lo que entran.
Según la Agencia de la Energía de Estados Unidos ese día llegará a finales de este año o principios de 2020. La producción de shale oil supera 8 millones de barriles por día (mbd), con regiones tan prolíficas como la Cuenca Pérmica, que ya bombea cerca de 4 mbd, el doble que Noruega y casi el triple que Venezuela. Contando el crudo convencional y el shale oil, la producción ronda 11.9 mbd, dejando a Estados Unidos como líder destacado en el bombeo mundial de crudo, algo que no ha permitido todavía al país ser exportador neto como Arabia Saudita o Rusia. La primera economía del mundo todavía consume más crudo del que produce.
Hablando estrictamente de petróleo crudo (la materia prima que se extrae del subsuelo), Estados Unidos aún tiene parte del camino por recorrer para ser autosuficiente. Las importaciones netas son de 4.5 mbd, una caída importante si se tiene en cuenta que en junio de 2005 las importaciones netas fueron de 10.7 mbd.
Sin embargo, las importaciones netas de petróleo crudo y otros productos petrolíferos (gasolina, destilados, diésel o queroseno) han caído hasta 700 mil barriles por día frente a 13 mbd que se llegaron a alcanzar durante 2005. Esta diferencia respecto al petróleo crudo se debe a que por cada barril de 'oro negro' se logra una mayor cantidad de productos refinados por los aditivos que se añaden en el proceso. Hay que tener en consideración que Estados Unidos tiene la mayor capacidad de refino del mundo.
Los últimos datos muestran que Estados Unidos está exportando sólo 2.5 mbd de petróleo crudo (hasta 2015 no podía exportar crudo). Sin embargo, las exportaciones de crudo y otros productos petrolíferos superan 8.2 mbd, mientras que las importaciones en este mismo apartado apenas superan 9 mbd, lo que deja a Estados Unidos al borde de ser un exportador neto de petróleo y derivados.
La proliferación de la industria del shale ha cambiado de forma importante la estructura del mercado de petróleo. Más allá de que Estados Unidos se haya convertido en el mayor productor de crudo del mundo, lo más importante es que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha perdido parte de la influencian que han ejercido históricamente sobre los precios.
No obstante, la OPEP todavía controla alrededor de 30% de la producción mundial de crudo, una cantidad que se incrementa hasta casi 45% si se suman los países que colaboran de forma estrecha con el cártel (Rusia sobre todo). Este peso podría ir disminuyendo a medida que las exportaciones (y la producción) de crudo de Estados Unidos sigan ganando peso y el mundo vaya reduciendo la intensidad en consumo de crudo en favor de las energías alternativas.
El propio Banco Central Europeo explicaba esta situación en unos de sus últimos boletines mensuales. "Aunque la OPEP y otros destacados productores que cooperan con esta organización ahora tienen un papel algo menos relevante, siguen influyendo considerablemente en la evolución de los precios del petróleo".
Arabia Saudí y sus socios aún "desempeñan un papel importante", pero su influencia es muy inferior a la de antaño. "Con todo, la estrategia de la OPEP de reducir los precios en 2014 y 2015 no consiguió expulsar del mercado de forma permanente a la producción de petróleo no convencional de Estados Unidos, lo que sugiere que, en horizontes de largo plazo, la capacidad de esta organización para estabilizar los precios en torno a los niveles deseados ha disminuido". Estados Unidos y el fracking tienen gran culpa de esto.