El regreso a la nueva normalidad tiene reglas. Se trata de un protocolo que deberá seguirse en todas las empresas y que los clientes tienen que respetar. Las medidas se resumen en uso de cubrebocas, mascarilla, guantes, gel sanitizante, termómetro, señalización de sana distancia y separación de entrada y de salida.
El presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco) de la Ciudad de México, Nathan Poplawsky, explicó que cada giro de negocio tiene sus propias especificaciones, pero en general se tienen que cumplir 50 puntos para la reapertura, entre lineamientos sanitarios, equipos de protección personal y señalización, principalmente.
Los comercios tendrán un filtro sanitario para tomar la temperatura de empleados y de todos los que entren al negocio; a los trabajadores se les aplicará un cuestionario de síntomas; en las entradas y salidas se piden tapetes sanitizantes y tener gel antibacterial base alcohol a 70%.
Esta nueva normalidad marca que no se trabajará todos los días, sino que habrá un escalonamiento, lo que complica las finanzas de las empresas, porque en el Centro Histórico se laborará un día sí y uno no, y se restringirán horarios durante el semáforo naranja.
En restaurantes se negoció tenerlos a 40% de su capacidad. Lo mismo sucede con los hoteles, a los que se le pide operar a 30%.
Poplawsky dijo a EL UNIVERSAL que la nueva normalidad trae consigo cambio de hábitos tanto de los consumidores como en las empresas, porque la digitalización de los servicios y de los trabajos creó una nueva forma de vender y de laborar.
Consideró que el confinamiento llevó a muchas personas a optar por las compras en línea, pero aun cuando registró grandes aumentos el comercio electrónico, dijo que poco a poco se regresará a las transacciones tradicionales.
Patrimonio en riesgo
Las empresas tendrán que hacer ajustes con la perspectiva de que la economía tenga una fuerte contracción este año, como lo anticipan las instituciones financieras.
Tendrán que modificar gastos, porque hay dueños de pequeñas empresas que pusieron en riesgo su patrimonio para mantenerse.
En la Ciudad de México, 35% de los comercios pequeños están en riesgo de no abrir de nuevo, a lo que se sumarán 2 mil que cerraron en definitiva al darse de baja en el Seguro Social.