El Fondo Monetario Internacional (FMI) puede exigir mayor transparencia en la administración y gobernanza de las compañías petroleras nacionales (CPN), entre ellas Petróleos Mexicanos, tomando en cuenta que “las compañías poco escrutadas pueden tener un mal desempeño o convertirse en recipientes para la corrupción”.
De acuerdo con el estudio Gigantes ocultos, realizado por David Manley, David Mihalyi y Patrick R P Heller, del Instituto para la Gobernanza de los Recursos Naturales, organismo dependiente del FMI, es hora de abrir las finanzas y operaciones de las compañías petroleras estatales porque “el aumento de la transparencia es una palanca crítica para responsabilizar al liderazgo de la empresa y alentar fuertes retornos de la inversión pública”.
Los analistas sostienen que estas empresas son poco conocidas debido a sus prácticas de información financiera desiguales y a menudo opacas y, debido a que son tan grandes, las deficiencias en sus informes plantean varios riesgos económicos tanto para los países de origen como para docenas de economías en todo el mundo que dependen de la buena gestión de sus recursos públicos.
Agregan que las CPN y sus gobiernos deben asegurarse de que las estrategias esbocen una visión sostenible para su futuro. Tal visión puede facilitar reglas claras y efectivas sobre cuánto se les permite a estas compañías gastar y pedir prestado, y cuánto deben transferir al erario.
Para garantizar que sigan estas reglas, los ciudadanos y los gobiernos necesitan mejores informes de sus petroleras, es decir, separar las relaciones públicas de la realidad en los pronunciamientos de la compañía sobre inversiones en energías renovables o aumentar la eficiencia comercial, lo cual requiere informes consistentes sobre gastos, costos de producción
e ingresos.
Al igual que las compañías petroleras privadas, las CPN también deben comenzar a evaluar y revelar cuán preparadas están para la próxima transición energética. “Esto debería incluir un análisis de los riesgos relacionados con el clima y el progreso realizado en la diversificación y mitigación de esos riesgos”, destaca el documento.
El diagnóstico sostiene que, en muchos países, estas petroleras no tienen la responsabilidad suficiente, ya sea porque no revelan bastante información o porque la supervisión formal por parte del gobierno o la supervisión informal por parte de la sociedad civil y los medios son inconsistentes.
Estas compañías, añade, son gigantes económicos que controlan al menos 3 billones de dólares en activos y producen la mayoría del petróleo y el gas mundiales.
De hecho, dominan la producción de energía en algunos de los países más ricos en petróleo del mundo, incluidos la República Islámica de Irán, México, Arabia Saudita y Venezuela, y son una pieza fundamental del sector del gas y el petróleo en muchos productores emergentes.
Sin embargo, constituyen un problema: “son poco conocidas debido a sus prácticas de información financiera desiguales y a menudo opacas”, consideran los analistas del FMI.
En promedio, de acuerdo con los especialistas, las petroleras en el Medio Oriente y África subsahariana revelan la menor cantidad de información.
A escala global, de acuerdo con el Índice de Gobernanza de Recursos del Instituto, 62% de esta clase de empresas estatales exhiben un desempeño “débil”, “pobre” o “fallido” con respecto a la transparencia pública.
Citan que algunas compañías petroleras nacionales tienen enormes deudas que agobian a sus economías nacionales, deudas en cantidades superiores a 10% del Producto Interno Bruto (PIB) de sus países.
La venezolana PDVSA tiene una deuda superior a 20% del PIB o Pemex con su deuda superior a 100 mil millones de dólares —cifra a finales de 2018— lo cual ha obligado al gobierno a recurrir a las arcas públicas para rescatarla.
El estudio sostiene que en un país donde la CNP dominante es básicamente demasiado grande para quebrar, “puede que, en última instancia, sea el gobierno quien deba responder por la deuda en la que ha incurrido la CPN, aunque no esté formalmente garantizada por el Estado”.
Asimismo, el trato que dicha deuda recibe en los informes públicos es desigual.
Por ejemplo, la deuda pública de México y Venezuela incluye la deuda de sus CPN, mientras que la de Bolivia o Brasil no.
Muchas de estas compañías petroleras han requerido rescates gubernamentales multimillonarios en los últimos años, convirtiéndose en un gasto costoso para las finanzas públicas, alerta el documento del FMI.