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En Estados Unidos , la Asociación Global de Fabricantes Automotrices (Global Automakers) externó su preocupación a la propuesta de la administración del presidente de Estados Unidos (EU), Donald Trump, de imponer aranceles al acero y aluminio importado.

“Los fabricantes de automóviles y los consumidores estadounidenses se llevarían la peor parte causada por un incremento de precios de los dos metales esenciales para la fabricación de autos y camiones en Estados Unidos”.

“La decisión pendiente del presidente sobre tarifas y cuotas para el comercio de acero y aluminio tiene varias ironías desafortunadas”, dijo John Bozzella, president y CEO de Global Automakers, en un comunicado.

Este jueves, Estados Unidos informó que planea imponer aranceles de 25% al acero importado y 10% al aluminio.

La asociación agrupa a armadoras como Honda, KIA, Toyota, Suzuki, Nissan, Hyundai, Aston Marin, Maserati, McLaren y Ferrari, así como a fabricantes de autopartes como Bosch, Denso y Delphi, entre otros.

Global Automakes advirtió que muchos de los beneficios de la reforma fiscal y otras iniciativas para revivir a la industria manufacturera en territorio estadounidense podrían verse disminuidas por la decisión sobre el acero y el aluminio.

Un análisis de las tarifas impuestas al acero en 2002 durante la administración Bush tuvieron un costo de 200 mil empleos, incluyendo 30 mil en Michigan, Ohio y Pennsylvania, unicamente.

“Las tarifas y cuotas también podrían minar la seguridad nacional. Un acero y aluminio más caro no solo simplemente incrementará el precio de los autos y camiones. También incrementará el precio de cualquier bien que use acero y aluminio como los aviones de la Fuerza Aérea, naves de la Marina y vehículos del Ejército, lo que significa que el Pentágono podría comprar menos de estos vehículos con su presupuesto”, advirtió la Asociación.

Asimismo, mencionaron que las inversiones planeadas por la industria automotriz para la fabricación de nuevos productos y plantas se tendrían que canalizar a pagar los incrementos del acero y el aluminio en sus fábricas actuales.

“Hay mejores formas de abordar las preocupaciones de la industria del acero y el aluminio en Estados Unidos. Es momento de dar marca atrás a esta intención”, agregó Bozella.

lsm

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