Una gran inyección de dinero está llegando a los países emergentes.
Proviene de inversores que destinan gigantescas sumas de dinero en aquellos mercados que ofrecen una mayor rentabilidad, a través de la compra de bonos, acciones y otros activos financieros.
Después de China, México se ha convertido en las últimas semanas en el segundo destino más atractivo para el flujo de estos capitales, según el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés).
El renovado interés despegó después de que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) diera señales de que hará una pausa en su política de subir la tasa de interés.
Y esa luz que se encendió en Washington D.C. tuvo efectos en las economías emergentes -aquellas con rápido crecimiento y gran apertura comercial- y, especialmente, en México.
Ante el nuevo escenario en EE.UU., los inversores decidieron abrirse a buscar más rentabilidad en otros territorios.
Básicamente, como el vecino paga menos, los clientes se mueven hacia donde pagan más.
El IIF, que sigue diariamente el movimiento de los flujos de capital, proyecta que las economías emergentes recibirán cerca de US$48.000 millones en el primer trimestre de este año.
"Los niveles de incertidumbre sobre México han comenzado a disiparse", dice desde Washington Robin Brooks, economista en jefe del IIF en conversación con BBC Mundo.
Había incertidumbre sobre cuál sería la política económica del nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que asumió su cargo el pasado diciembre.
Pero en los últimos dos meses los mercados han recuperado la confianza y, según expertos, hay un punto que ha sido clave en la decisión de los inversores.
"México ofrece una muy buena tasa de interés y genera credibilidad", le dice a BBC Mundo el analista económico mexicano, José Yuste.
"Los inversores están invirtiendo mucho en bonos del gobierno y eso ha sido interpretado como una muestra de confianza".
La tasa de referencia que fija el Banco de México (banco central) es de 8,25%, considerada muy conveniente por quienes tienen fondos para invertir y a diferencia de lo que pagan, por ejemplo, los Bonos del Tesoro de EE.UU. con vencimiento a diez años, que están en un 2,6%.
Sin embargo, persisten dudas sobre la política energética y la situación de la petrolera estatal Pemex, una de las más endeudadas del mundo con una deuda superior a los US$95.000 millones.
A pesar de las dudas, algunos expertos sostienen que en realidad los problemas de Pemex no son un factor decisivo para los inversores.
"Hay poca evidencia de que las preocupaciones estén influyendo en los mercados financieros o en el flujo de capitales", le comenta a BBC Mundo Edward Glossop, economista especializado en mercados emergentes de la consultora británica Capital Economics.
"Los problemas de Pemex no son nada nuevo y no son una sorpresa para muchos inversionistas".
Entre los activos financieros mexicanos, los más interesantes para los inversionistas son los bonos gubernamentales.
"La rentabilidad ha estado muy atractiva luego de una fuerte corrección en el precio de los activos a finales del año pasado", le dice a BBC Mundo Martin Castellano, jefe de la unidad de Investigación Latinoamericana del Departamento Económico del IIF.
Del mismo modo, "la percepción de la necesidad de mantener una política de altas tasas de interés también ha contribuido", afirma.
A lo anterior se suma un panorama macroeconómico sólido en relación a otras economías emergentes, que se refleja en una política fiscal fuerte, un presupuesto fiscal prudente y un alto nivel de reservas extranjeras, agrega el economista.
"Sin embargo, hay dudas sobre la sostenibilidad", dice Castellano, apuntando que será difícil que el gobierno mantenga el apoyo de los inversores "si no prevalece el pragmatismo".
"Cumplir las promesas de campaña, mantener la disciplina fiscal y sostener el apoyo del mercado requiere un difícil equilibrio", apunta.
Aunque el mercado financiero mexicano le resulta atractivo a muchos inversores, "el clima está cambiando rápidamente", advierte Aaron Gifford, analista de la empresa estadounidense que gestiona activos globales T. Rowe Price Group.
Desde la elección del nuevo gobierno, el valor de los activos financieros se ha ajustado "para reflejar un panorama de mayor incertidumbre para los negocios y los inversores".
El presidente AMLO "ha enviado mensajes contradictorios", le dice Gifford a BBC Mundo.
Por una parte, mandó señales positivas al mercado como, por ejemplo, un presupuesto fiscal austero, explica.
Pero su "postura nacionalista" en el sector energético, la cancelación del nuevo aeropuerto internacional y la creación de programas sociales y de infraestructura "mal diseñados" complican las cosas, agrega.
"Hasta que no tengamos una clara evidencia de que AMLO ha elegido seguir una agenda razonable y amigable con el mercado, las valoraciones atractivas pueden terminar siendo una trampa de precio"
Con todo, Gifford explica que su firma ha tenido una actitud positiva respecto a ciertos activos mexicanos en las últimas semanas.
"Pero el jurado aún no ha dado su veredicto", concluye.
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