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México se está preparando para implementar la nueva regulación bancaria internacional, aunque se haya aplazado su entrada en vigor de 2019 a 2022 bajo los principios de Basilea III.
A los bancos se les exigirá capital de mayor calidad para cubrir pérdidas inesperadas.
Para ello, el Banco de México (Banxico), junto con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), trabaja en las disposiciones para mejorar la calidad del capital de los bancos establecidos en el país, a través de requerimientos mínimos por riesgo de mercado y dos nuevas medidas: una para riesgo de crédito y otra para el operacional.
El Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), destacó que con ello el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea finalizó las reformas regulatorias posteriores a la crisis de 2009, para hacer que las instituciones de crédito sean más resilientes y restaurar la confianza en los sistemas bancarios del mundo.
Se trata de las reformas del Comité de Basilea III, que complementan la fase de cambios que se anunciaron en 2010, tras la crisis desatada por las hipotecas en Estados Unidos.
El BIS subrayó que con las reformas de 2017 se busca restablecer la credibilidad en el cálculo del riesgo activos ponderados (RWA) y mejorar la comparabilidad del capital de los bancos.
Los RWA son una estimación del riesgo que determina el nivel mínimo de capital regulatorio que un banco debe mantener para lidiar con pérdidas inesperadas. A través de modelos internos se espera una medición más precisa que la estandarizada en enfoques desarrollados por los supervisores.
Transición ordenada. El BIS consideró que los bancos tendrán mucho tiempo para prepararse, pues la nueva regulación se aplicará de manera gradual a partir de enero de 2022 con la valoración revisada del crédito, el riesgo operacional, el riesgo revisado y la relación del apalancamiento con los porcentajes que aumentarán de manera paulatina, comenzando con 50% hasta llegar a 72.5% en 2027.
Banxico dijo que al concederles más tiempo a los bancos podrán prepararse para desarrollar la infraestructura necesaria para aplicar la nueva regulación, y al Comité de Supervisión Bancaria de Basilea le permitirá abordar cuestiones específicas relacionadas con el marco para el riesgo de mercado.