No fue como el pase de charola de la rifa del avión presidencial sin avión, pero nos dicen que eso pareció darse con las medidas de última hora para mitigar la volatilidad de los mercados financieros del país, contagiados por la pandemia del Covid-19. Nos cuentan que la ausencia de la mayoría de la comunidad financiera y bursátil en la Convención Bancaria no fue tanto por medidas sanitarias precautorias. Más bien, estuvieron operando en sus mesas de dinero y tesorerías para participar en las cuatro subastas de coberturas cambiarias por 500 millones de dólares cada una y en las operaciones de permuta de valores gubernamentales. Desde muy temprano, los financieros de la Unidad de Crédito Público de Hacienda, así como el Banco de México, pusieron en marcha el plan diseñado en caso de que los mercados reaccionaran mal a la declaratoria de pandemia del coronavirus por parte de la Organización Mundial de la Salud.
Nos cuentan que mientras el pánico se apoderó este jueves en todo el mundo por la inevitable propagación del coronavirus, en Acapulco, durante el primer día de trabajo de la edición 83 de la Convención Bancaria, entre los principales directores de las instituciones financieras hubo desde quien saludaba con patadita, hasta los que de plano no asistieron. Nos dicen que en CitiBanamex, de Manuel Romo, el protocolo dictado desde Estados Unidos es evitar saludos de mano, e incluso la dirección global ordenó que se enviara a la menor cantidad posible de directivos a Acapulco. Nos platican que en casos más extremos, los directivos de Banorte, Carlos Hank y Marcos Ramírez, de plano no llegaron a la convención, argumentando reuniones importantes con inversionistas. En el otro extremo, no faltaron los besos y abrazos entre banqueros, quienes incluso sentaron muy juntitos en la inauguración a las máximas autoridades financieras del país.
En el sector privado se viven momentos de preocupación ante la situación económica actual, pero sobre todo por las políticas implementadas por el gobierno de la 4T. Además, nos cuentan que hay confrontación entre los líderes empresariales porque no hay coincidencia sobre cómo afrontar la problemática: hay quien piensa que lo mejor sería hablar con firmeza al gobierno federal, pero otros prefieren no confrontarse. Por eso salen chispas, pues no todos están de acuerdo en cómo Carlos Salazar Lomelín conduce al Consejo Coordinador Empresarial con un “tono” conciliador en el que, comentan, no queda claro si expresa adecuadamente el sentir del sector. Para otros, el presidente de la Confederación Patronal (Coparmex), Gustavo de Hoyos, es excesivamente franco, claro y tan directo que ya causó malestar al presidente Andrés Manuel López Obrador. El tema es que ni de buen modo ni a secas mejoran las cosas para empresarios, quienes decidieron dejar cerrada la chequera en tanto no mejore el ambiente de negocios, nos dicen.
Este jueves, la titular de la Unidad de Desarrollo Productivo de la Secretaría de Economía, Ana Bárbara Mungaray, entregó el Premio Nacional de Calidad a siete organizaciones referentes en temas de innovación, competitividad y sustentabilidad. Entre los galardonados está ISA Corporativo, comandada por el sonorense Hugo Camou Rodríguez, que cuenta con más de 120 mil espacios publicitarios en metros, aeropuertos, túneles vehiculares y la red de televisión (ISATV) en el Metro de CDMX. Fundada en 1986 como empresa familiar, es uno de los principales jugadores del sector tanto en facturación anual como por su número de espacios publicitarios y cobertura en 56 de las ciudades más importantes del país. Adicionalmente, en el rubro de comunicación cuenta con la red de televisión ISA TV, con 5.5 millones de audiencia y 10 estaciones de radio.