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sara.cantera@eluniversal.com.mx
La Academia Mexicana de Impacto Ambiental (AMIA)
emitió su opinión técnica sobre el proyecto del aeropuerto internacional de Santa Lucía , Estado de México, donde destaca la falta de varios estudios.
En un comunicado, AMIA indicó que del análisis realizado a los documentos que integran la Manifestación de Impacto Ambiental, Modalidad Regional y sus anexos (MIA-R), y a la documentación identificada como “Información en alcance”, que fueron proporcionados a la Academia, resultaron las siguientes observaciones:
“Se carece de un nivel de desarrollo de proyecto que fuera al menos de ingeniería básica, que permita entender sus principales componentes y justifique técnicamente su planteamiento, de modo que se asegure en primera instancia su viabilidad técnica”, informó AMIA.
En ese sentido, cobran especial relevancia la falta de estudios como:
- Un plan maestro específico que incluya servicios aeroportuarios, accesos a usuarios, desarrollo de alrededores y plan de conexiones, entre otros.
- Diseño de pistas con orientación y longitudes, así como distanciamientos mínimos a elementos ambientales o a infraestructura existente, conforme a los estándares de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) .
- Estudios de seguridad aeronáutica conforme a los estándares de la OACI.
- Estudios de geotecnia y mecánica de suelos, pues se trata de suelos no consolidados que forman parte del exlago de Texcoco y por lo tanto son susceptibles a hundimientos.
- Procedimiento constructivo de pistas y edificaciones donde cobra especial relevancia la nueva demanda de materiales pétreos que se requerirán del Estado de México y la consecuente afectación a la diversidad biológica por la apertura de nuevos bancos de materiales.
- Monitoreo aviar de al menos un ciclo anual, que permita entender el uso que hacen las aves de la región y su posible interferencia con el proyecto propuesto.
- Hidrología superficial y subterránea, incluyendo la factibilidad técnica de cubrir la demanda reportada con agua del acuífero sobre explotado.
- Estimación de emisiones de gases y partículas, incluyendo su comportamiento y efectos a nivel del sistema ambiental.
- Estimación y modelación de niveles de ruido, así como de las áreas de amortiguamiento acústico y de seguridad, conforme a los estándares de la OACI.
AMIA agregó que en cuanto a los estudios del entorno ambiental, la información técnica incluida en la MIA-R, es insuficiente.
“El estudio aviar fue realizado con un esfuerzo de campo de unos pocos días en invierno, sin presentar información sobre la presencia de aves a lo largo del año”, expuso.
Del mismo modo para el caso de los otros grupos de vertebrados terrestres, tampoco se presenta un inventario metodológicamente adecuado en cuanto al esfuerzo de muestreo.
En cuanto a flora, resulta especialmente confuso la información sobre el tipo de vegetación presente en la zona, confundiendo entre el concepto de pastos inducidos y pastos halófilos.
Además, el esfuerzo de muestreo fue realizado en invierno, la época del año que más afecta a este tipo de ecosistemas, sesgando así las conclusiones del estudio.
Asimismo, a pesar de que existen vestigios arqueológicos en la zona, en la MIA-R sólo se menciona su existencia y que el INAH los rescatará, sin aportar datos que permitan valorar la magnitud e importancia de dichos vestigios.
Y aún cuando se establece que el Aeropuerto Internacional de Santa Lucía operará de manera simultánea al actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, se omite valorar la operación conjunta de ambos aeropuertos y sus efectos ambientales.
Por lo tanto, “no es posible tomar una decisión objetiva sobre la viabilidad ambiental del proyecto y la pertinencia de estrategias que permitan minimizar los potenciales efectos negativos asociados al mismo”, indicó AMIA.
La AMIA agrupa a más de 200 profesionistas cuya especialidad está vinculada directamente con la evaluación de impacto ambiental en México.
afcl