Un sexenio más está por terminar y las fallas estructurales del sistema laboral en México permanecen, prácticamente, sin cambios sustanciales, afirmó Rogelio Gómez Hermosillo, presidente ejecutivo de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.
Al presentar en conferencia de prensa los resultados del reporte especial del Observatorio de Trabajo Digno “La raíz de la pobreza permanece: balance sexenal de un sistema laboral excluyente y precario” el directivo explicó que la estructura del sistema laboral no ha cambiado.
Refirió que siguen las condiciones de indefensión por falta de contratos estables y representación sindical, se mantienen los trabajos con salarios por debajo del umbral de pobreza y que tampoco cumplen con la afiliación obligatoria al seguro social para el acceso a servicios de salud.
“Es una oportunidad perdida, la agenda laboral no fue prioritaria, salvo el incremento al salario mínimo, que es una medida acertada, pero no se alcanzó la meta de cubrir el costo de dos canastas básicas”, expuso.
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El balance sexenal muestra el contraste de datos en diversos indicadores, el de 2018, antes de iniciar la presente administración, y su situación actual 2024, al cierre del actual gobierno.
El estudio reconoce que el ingreso laboral ha mejorado en estos seis años, la leve reducción de la pobreza se explica por mayor ingreso laboral en los hogares, pero señala que la realidad estructural del mundo del trabajo no se ha transformado.
Actualmente hay 34.8 millones de personas, 68% de la población ocupada, que trabajan con salarios de pobreza, es decir, cuyo ingreso es insuficiente para adquirir por lo menos dos canastas alimentarias básicas, lo que equivale a 5 millones más que en 2018.
Uno de los mayores errores de percepción es la magnitud del desempleo. La tasa de 2.7% refleja únicamente la desocupación: personas que la semana previa no trabajaron ni una hora y sí buscaron empleo.
Pero el desempleo real es, al menos, la suma de personas desocupadas más las disponibles - desalentadas; es decir, personas que ya no buscaron trabajo. Considerando ambos grupos, la tasa de desempleo total o “completo” es de 10%, 2 puntos menos que hace 6 años.
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Además de las personas desempleadas, hay otro sector de la población excluido del trabajo. Son en su gran mayoría mujeres, que no están disponibles porque trabajan en su hogar, en labores de cuidado, sin remuneración. Son sólo 279 mil menos que hace 6 años.
Casi 5 millones de personas jóvenes en México están fuera de la escuela, con rezago educativo y sin trabajo. Esto incumple dos derechos humanos fundamentales: educación y trabajo. Son 910 mil menos y 3 puntos porcentuales menos que hace 6 años.
La informalidad es trabajar sin acceso a los servicios de salud y sin acceso al resto de los mecanismos de protección social del sistema de seguro social mexicano. Este grupo de trabajadores pasó de 32.8 millones en 2018 a 35.5 millones en 2024, aunque su participación de la población ocupada disminuyó de 62% a 60%.
Finalmente hay al menos dos indicadores que reflejan la indefensión de personas con empleo que contribuyen a mantener la precariedad laboral: carecer de contrato estable, así como de organización sindical y representación para la negociación colectiva de salarios y condiciones laborales.
Con base en estos resultados, Gómez Hermosillo refirió que se comprueba que la raíz principal de la pobreza que se produce desde el sistema laboral se mantuvo prácticamente sin cambio en el actual sexenio.
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“El trabajo sigue siendo fábrica de pobreza para millones de personas y, pese a que el incremento al salario mínimo ha mejorado el ingreso laboral, no ha sido suficiente, incluso, entre quienes tienen trabajos formales en el sector privado”, expuso.
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