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París.— El director general de Renault, Luca de Meo, considera que Europa ha comenzado con retraso sobre lo que llevan Estados Unidos y China en la batalla de la digitalización, pero se muestra confiado en ganar la del vehículo eléctrico, la segunda gran revolución que afronta la sociedad.
En una entrevista publicada este domingo por el semanario Le Journal du Dimanche, De Meo confirmó su intención de que en 2030 el conjunto de la gama de la marca del rombo sea eléctrica y aseguró que prepara al grupo para ello.
“Mi papel es proyectar Renault en el futuro y en Europa el futuro es eléctrico”, señaló el directivo.
El máximo ejecutivo de la marca, que acaba de presentar unos resultados positivos, los primeros en muchos trimestres, consideró que la apuesta puede ser la salvación de la industria automovilística en Europa.
“Dos revoluciones se están llevando a cabo: la transición ecológica y la digitalización. Sobre la digitalización Europa ha estado más lenta que los estadounidenses y los chinos. Sobre la transición ecológica, tenemos al tiempo una sensibilidad cultural y ventajas tecnológicas”, aseguró.
De Meo consideró que hay grupos franceses que cuentan con experiencia para afrontar una transición ecológica rápida: “Juntos, lo conseguiremos”.
El director general, que ha pasado la página de la etapa de Carlos Ghosn, puso como ejemplo el éxito del Mégane eléctrico, del que han vendido 25 mil unidades durante tres meses.
Reconoció que existe un problema con el precio, porque “40% proviene de la batería” y, “de ese porcentaje, 80% depende de las materias primas”, cuyo costo no controlan casi en su totalidad.
Pero reivindicó la apuesta por producir eléctrico en Europa, en particular en Francia, donde Renault ha creado una plataforma para producir un compacto eléctrico.
“Es un desafío económico e industrial enorme. Podíamos haberlo hecho un país con costes menos elevados. Pero el alma de una empresa está en sus raíces”, indicó el ejecutivo italiano.
Tras la época de Ghosn, en la que el grupo buscaba incrementar las ventas a toda costa, De Meo apostó por un “cambio de filosofía” que pasa por “dar prioridad al valor sobre el volumen”.
Aunque señaló que Renault “seguirá siendo una marca popular” y expresó sus dudas sobre la posibilidad de hacer vehículos de alta gama.
Aseguró que los coches de su marca “tienen más valor" por lo que “el cliente tendrá que pagarlos a su precio correspondiente”.
De Meo se mostró optimista sobre el futuro de su empresa, que empieza un ciclo de renovación de modelos, con 25 programados hasta 2026, de los cuales once serán eléctricos, como el nuevo R5 o el 4L, dos clásicos que contarán con su nueva versión no convencional.
Reconoció que “serán más caros en la compra, porque cuesta más producirlos, pero no en su uso”.
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